La intimidación a la prensa, un arma del régimen cubano
Recuerdo cuando casi mil prisioneros políticos estábamos en huelga de hambre en la prisión de la Cabaña. Nuestros familiares, temerosos por nuestras vidas, se dirigieron a periodistas de agencias internacionales acreditadas en Cuba, y ninguno tuvo el valor de informar lo que estaba pasando. Fueron 46 días que estuvimos sin comer, porque la Seguridad del Estado ponía como condición que aceptáramos el plan de rehabilitación política a cambio de recibir alimentos. El periodista que se atreviera a cumplir con su deber de informar corría el riesgo de ser acusado de agente de la CIA, y lo hubieran expulsado de inmediato del país...