En una pequeña cafetería en el pueblo de Bejucal, en las afueras de La Habana, su propietario Germán Martín intenta organizar su negocio mientras las amenazas de apagones son cada vez más frecuentes.
Aunque los apagones ocasionales son una realidad constante en Cuba, han empeorado últimamente, dice Martín. A veces la electricidad se corta durante cuatro horas o seis, algo inusual para una época del año en la que un clima más frío en la isla significaría menor demanda y menos cortes.
"El cubano crea su estrategia pero es incómodo y molesto", dijo mientras se apresuraba a preparar los alimentos antes del anochecer.
Funcionarios del Gobierno culpan a la falta de combustible para alimentar las centrales eléctricas, una escasez que afecta a casi todas las esferas de la vida cotidiana en la isla.
El sábado, el Gobierno decidió detener todos los eventos deportivos, que incluyen los partidos de la liga nacional de béisbol y fútbol hasta nuevo aviso, al argumentar una falta de combustible para transportar a los atletas.
Se han formado largas colas en las estaciones de combustible, muchas de las cuales han estado sin suministros de gasolina durante días.
Y la red eléctrica sufre déficits más de un tercio de la demanda total, lo que provoca apagones de horas en gran parte del país.
El Gobierno sostiene que las sanciones estadounidenses, que han durado décadas, complican las transacciones financieras y la compra de combustible por parte de Cuba y se han combinado con una crisis económica cada vez más aguda, llevando el déficit de combustible a un punto crítico.
Pero un recuento de Reuters sobre el combustible comprado por la isla y entregado en sus puertos, sugiere que la falta de suministros puede ser un problema menor que la infraestructura interna y la logística.
La economía cubana precisa unos 125.000 barriles diarios de combustibles incluyendo gasolina de motor, diésel y fueloil para la generación de electricidad, según datos disponibles de 2021 de su Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Cuba tiene una producción interna constante de petróleo de alrededor de 40.000 bpd que se queman principalmente para generar energía y continúa recibiendo 57.000 bpd de crudo y combustible terminado de Venezuela, según datos y documentos del seguimiento de los buques de la empresa estatal PDVSA.
México, que se convirtió el año pasado en otra fuente de petróleo y combustible para Cuba, abastece un estimado de 23.000 bpd. Hasta 10.000 barriles diarios de diésel, gas para cocinar y en los últimos meses también ha llegado gasolina y combustible para aviones, en su mayoría de Europa tras las compras en el mercado al contado, según han mostrado los datos.
En total, el país estaría recibiendo unos 129.000 bpd, más que suficiente para cubrir las necesidades.
Funcionarios del gobierno cubano no respondieron a una solicitud de Reuters para comentar sobre el tema.
Jorge Piñón, quien estudia la infraestructura energética de Cuba y es experto en política energética en la Universidad de Texas en Austin, dijo que la discrepancia puede explicarse por problemas con el mercado interno, infraestructura, logística y posiblemente capacidad de refinación.
"El déficit de combustible que Cuba dice tener hoy a nuestro juicio no es el suministro, sino sobre todo de problemas logísticos internos", afirmó Piñón.
Un incendio en 2022 destruyó gran parte de la principal terminal de almacenamiento de petróleo de Cuba, en Matanzas, lo que obligó al país a recurrir a terminales más pequeñas y a utilizar almacenamiento flotante, según mostraron los datos.
"Los apagones están ocurriendo en febrero cuando la demanda aún es baja, sugieren problemas de producción de combustible: sólo una refinería está operativa, hay problemas de generación de energía y cuestiones logísticas", agregó.
En respuesta a la crisis, el Gobierno cubano ha propuesto un aumento de cinco veces en los precios del combustible, fuertemente subsidiados, que dice que frenaría la demanda y recaudaría los fondos que necesita para comprar mayores volúmenes.
Pero los aumentos de precios previstos para el 1 de febrero fueron retrasados debido a un ciberataque, dijo el Gobierno.
Desde entonces, el Gobierno no ha informado cuándo se producirá el incremento de los precios.