Los cubanos están llevando plantas eléctricas a bancos, registros civiles y otras oficinas estatales para que los atiendan, en medio de los constantes apagones que promedian las 20 horas diarias en la mayor parte del país.
"Hay muchos lugares que si no vas con tu planta eléctrica no puedes hacer el trámite”, dijo a Martí Noticias un hombre de Placetas, Villa Clara, que pidió no ser identificado por temor a represalias del gobierno.
“Es algo muy común en estos días”, señaló.
Esta semana el medio independiente Diario de Cuba publicó un reporte con testimonios de varios residentes en Caibarién, en la misma provincia, sobre la situación. Helen Sánchez, una de las entrevistadas, dijo que había logrado terminar los papeles de la venta de la casa de su suegra gracias a una planta que le prestó un vecino.
"La administradora del banco nos da preferencia porque, hasta que ellos no arreglen su planta (que está rota desde hace años) o traigan una nueva y le den suficiente combustible para encenderla, entonces el servicio dependerá de gente como nosotros", explicó.
Pero no todos los trámites se resuelven de esa manera. Algunas gestiones solo pueden completarse si hay electricidad en varias instituciones al mismo tiempo.
La mayoría de los cubanos no pueden asumir el costo de una planta. Ernesto González, un cubano que reside hace menos de un año en Estados Unidos, le compró una planta eléctrica de batería a su madre en Cuba. Unos meses antes le había enviado una de gasolina a sus abuelos.
“Decidí hacer el gasto porque veo el trabajo que están pasando con la corriente. La poca comida que logran conseguir se les echa a perder porque los refrigeradores no funcionan con dos horas de corriente al día”, dijo el joven a Martí Noticias.
González gastó unos 1.700 dólares entre las dos plantas y los envíos. La segunda apenas da para conectar unos cuantos equipos.
"La de mi mamá me costó mucho más cara que la de gasolina, que además era de más potencia, pero ella prefería esa porque la puede poner dentro de la casa y la de gasolina se la pueden robar en el patio. Eso sin contar lo difícil que está después encontrar el combustible", explicó.
El salario promedio de un cubano no alcanza para los gastos "elementales" como alimentos, transporte, internet y otros servicios básicos.
Un estudio reciente del economista Omar Everleny, basado en los precios máximos de los alimentos reportados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), concluyó que una persona necesita al menos ocho salarios mínimos para subsistir en la isla con "lo mínimo".
En el caso de los jubilados, que reciben menos, necesitan más de 12. Este grupo poblacional es uno de los más afectados por la crisis sistémica del país, y enfrenta a diario largas colas para cobrar las insuficientes pensiones por la falta de servicio eléctrico en los bancos y de efectivo en los cajeros. La mayoría ni siquiera sueña con tener una planta.
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