El dictador de Bielorrusia Alexander Lukashenko inauguró este sábado la central eléctrica nuclear de Ostrovéts, la primera del país, pese a las protestas de los Estados bálticos, especialmente de Lituania, que la consideran una amenaza a su seguridad por su cercanía.
Lukashenko subrayó que se trata de un momento histórico. Pero el presidente lituano, Gitanas Nauseda, declaró el pasado martes que su país nunca se resignará a la amenaza que representa la central de Ostrovét.
Según Lituania, dicha planta ha sido construida sin cumplir las normas internacionales en materia de energía nuclear.
El Parlamento lituano declaró la central nuclear bielorrusa "amenaza a la seguridad nacional" y aprobó una ley por la que prohíbe tanto la importación como el tránsito por la redes del país de la energía eléctrica generada en Ostrovéts.
Por su parte, el Gobierno de Letonia introdujo una modificación a la normas de comercio y uso de la energía eléctrica que apunta a impedir que la electricidad producida en la central nuclear bielorrusa acceda al mercado letón.
Un procedimiento similar ha sido adoptado por Estonia y se espera que sea aprobado próximamente por Lituania.
La central de Ostrovéts, que tendrá una potencia de 2.400 megavatios cuando entre plenamente en servicio, la construye la compañía Atomstroiexport, perteneciente al consorcio ruso Rusatom con un crédito de 10.000 millones de dólares concedido por Rusia.