Armando Tejuca estudió ingeniería en la CUJAE y, con esa herramienta, construyó lo que más deseaba: ser el pintor que es. Se construyó a sí mismo, a su familia y también construyó la armadura para sobrevivir dentro de Cuba, después, fabricó el Arca en cuyo interior escaparía con todo lo que necesitaba preservar del olvido, Así llegó hasta Dile que pienso en Ella un artista a quien, esta isla que soy, se siente orgullosa de llamar compatriota.
¿Cuál fue el detonante que te impulsó a marcharte de Cuba?
El futuro, vivir en un lugar en donde tus padres han perdido sus sueños por completo y no ves en esa generación patrones a los que quería llegar. Había visitado USA anteriormente como artista y vi muchos viejitos cubanos a los que yo quería parecerme y, para colmo, tenía una hija pequeña a la cual no le podía brindar nada. Yo tenía, o creía que tenía un buen presente, vendía mis cuadros, había construido una casa nueva y llevaba mi familia a pasear los domingos, pero no veía nada delante de eso, no había una proyección y ya mi época irresponsable había pasado. Para colmo gente que me molestaba, amigos que venían a preguntar por qué no te metes en la UNEAC, cosas así… la promiscuidad del espíritu castrista que uno comienza a odiar, pero bueno, me preguntas el detonante y sin dudas fue el futuro.
¿Qué esperabas encontrar del “otro lado”?
Decir libertad a veces parece cursi y manido y uno comienza a inventarse cosas para no caer en lugar común, pero eso, libertad. Porque todo lo que te pueda decir gira alrededor de ella. Cuando vives en un país totalitario hay libertades que uno logra pero es tan difícil y de veras, cansa mucho.
¿Qué encontraste?
Te voy a hablar de lo positivo porque lo negativo tengo la suerte de poderlo desechar y olvidar. Encontré un lugar no sólo para mí, sino también para la familia, un lugar en donde hay que ser responsable y competente para echar a andar la vida como te la imaginas, porque nadie pregunta hacia dónde vas, y también un lugar con gente que ayuda y a los cuales les estaré siempre agradecido.
¿Qué has aprendido durante el proceso?
En la parte profesional he aprendido a expandir mi mundo de artista, no sólo crear obras de arte con un mismo estilo para vender, que es lo que generalmente hace un artista dentro de Cuba. He visto delante de mí un mercado de arte que ha cambiado totalmente y he buscado muchísimos caminos, he trabajado dando clases a todo tipo de personas, desde niños, adultos y ancianos, he aprendido de los clientes más de lo que aprendí en la escuela. En el plano personal, he aprendido a tener amigos de todas las inclinaciones políticas y religiosas sin que eso afecte nuestra humanidad y disfrute por la vida. En el plano familiar, aprendí a enfrentar los retos y resolverlos.
¿Qué es para ti La libertad?
Para mí, la libertad es todo, porque teniendo libertad de creación, por ejemplo, puedes encontrarte a ti mismo y fluir junto con la sociedad, decir lo que piensas, decir lo que eres y dormir sin miedos. No sólo en Cuba es terrible que nos sea negada constitucionalmente o por decretos, pienso en las familias en tantos lugares, incluso en otras épocas, que viven o vivieron bajo la esclavitud o conocieron la libertad hasta que un día la perdieron por culpa de un gobierno que se toma para él la libertad y la niega a su pueblo.
¿Las experiencias vividas han cambiado en ti el concepto Patria? ¿Piensas a menudo en “Ella”?
Sí, claro que la han cambiado. Para una persona que creció en un sistema totalitario y dictatorial ejercido por una familia que se robó ese concepto y llama apátrida al disidente, le es muy difícil entender el verdadero concepto de patria, y un día descubres que la patria más que nada es etérea, se encuentra sostenida por los hombres que la conforman, más allá de un paisaje, edificios y agua. Y cómo voy a dejar de pensar en Celia Cruz, en Cachao, en Lecuona, en Lam, en mi amigo Manolito y en mi profesor de literatura, cómo voy a dejar de pensar en ese futuro posible para que todos sus hijos y nietos, mis hijos y nietos puedan vivir en libertad?