El Arzobispo de La Habana, monseñor Juan de la Caridad García, reiteró la aspiración de la Iglesia a tener escuelas y mayores espacios de manera permanente en los medios de comunicación social.
“La Iglesia quiere tener escuelas o espacios en las escuelas, lo que también desea una parte considerable del pueblo. Desea tener acceso a los medios de comunicación social de manera continua. Desea tener mayor presencia en las cárceles”, afirmó el Arzobispo durante una entrevista concedida a la revista Palabra Nueva.
Monseñor García, dijo a la periodista Yarelis Rico Hernández que la Iglesia “desea tener parte activa y pública en la educación para las virtudes que quiten vicios y en el fomento de la concordia entre todos los cubanos, y quiere dialogar sobre todo esto o al menos paulatinamente”.
Respondiendo a una pregunta sobre las respuestas que puede ofrecer la Iglesia a la crisis familiar y de valores que vive hoy Cuba y que se expresa también en las comunidades católicas, y en particular al tema del aborto, monseñor García fue enfático al afirmar:
”El aborto es la primera violación de los derechos humanos. Si mi mamá se hubiera hecho el aborto de mí, no estaría aquí. Lo puede afirmar cualquier ser humano viviente. Imaginemos que todos los niños tienen a su papá y mamá juntos. Viven juntos, comen juntos, conversan juntos, discuten juntos, juegan juntos, pasean juntos. Imaginemos a toda Cuba así. Un pueblo feliz. Intentémoslo y muchos problemas se solucionarán”.
El Arzobispo de La Habana negó la existencia “de una Iglesia habanera disminuida en cuanto a feligresía, con un clero desmotivado, catequesis de niños muy reducidas y hasta desaparecidas en algunas comunidades”, como algunos medios intentan difundir y elogió la presencia de un laicado comprometido con el Evangelio.
“¡Qué admiración tiene el pueblo por aquellos laicos que nunca negaron su fe ni dejaron de participar en la misa del domingo! ¡Qué admiración tiene el pueblo por el laico católico que practica las obras de misericordia, corporales y espirituales! ¡Qué admiración tiene el pueblo por el laico amigo, presente en las alegrías, pero muy especialmente en las penas y sufrimientos!”, afirmó.
Monseñor García, quien fue Arzobispo de Camaguey hasta que el pasado mes de mayo sustituyó al Cardenal Jaime Ortega, que se retiró por razones de edad, dijo que nunca había pensado en asumir esta nueva responsabilidad en la Iglesia.
“Yo estaba muy feliz en mi Camagüey legendario y nunca pensé en esta posibilidad. Ni lo deseé ni lo busqué. Sin dudas no sería capaz. Cuando el nuncio me dio la noticia, le hablé de mi incapacidad y limitaciones. Él respondió: ‘Mejor así, será el Espíritu Santo quien actúe’. Uno siempre pone escusas, como Jeremías, Isaías y muchos elegidos. Al final, el Espíritu te obliga a aceptar la voluntad de Dios. Todavía me pregunto ¿por qué?”, afirmó.