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Avileños sedientos y la prensa cubana acaricia soluciones de Hong-Kong


 Un niño carga dos cubos de agua por las escaleras de su casa.
Un niño carga dos cubos de agua por las escaleras de su casa.

"Imagine por un instante qué ocurriría en Cuba si...". Ilusionar a los cubanos con planes fabulosos para el futuro siempre ha sido una estrategia útil del castrismo para conjurar un presente ríspido, acuciante, y explosivo, como el del grave problema de la falta de agua.

Cuando estudiaba en la década de los 70 Comunicación Social en la por entonces Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, el profesor Pedro Rodríguez García (Peroga) alertaba a menudo sobre el fenómeno de las “esperanzas crecientes” en la publicidad del capitalismo. Su ejemplo preferido era el eslogan de una marca de la General Motors: “Usted sí puede tener un Buick”.

Sin embargo, la posibilidad es real: con buen crédito y un trabajo regular usted sí puede tener un Buick, siempre que pague sus letras puntualmente o hasta que un día, saliendo para el trabajo, se encuentre con que el auto desapareció de la entrada de su casa porque el banco que se lo financió lo reposeyó por falta de pago.

Otro tipo de manipulación de esperanzas crecientes puede encontrarse periódicamente en la propaganda del castrismo.

La situación con el agua y la sequía, que el gobierno cubano atribuye al fenómeno de El Niño y el calentamiento global (olvídese de los salideros multiplicados durante más de medio siglo), está afectando severamente a la isla, con la mayoría de los embalses en niveles críticos:

“Hace un mes cuando vinimos a la Mesa nuestros embalses estaban a un 40 % de su capacidad de llenado, mientras que hoy nos encontramos en un 38 %. De las 100 cuencas monitoreadas, 86 están en estado desfavorable”, dijo en mayo la presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en la Mesa Redonda de la televisión cubana.

El sitio Cubadebate encabezaba la información sobre el programa con un combativo párrafo: “La sequía no da tregua a la Mayor de las Antillas y es por ello que el país ejecuta importantes inversiones no solo en la rehabilitación de redes y supresión de salideros, sino también en la búsqueda de fuentes alternativas para el abasto de agua”. O sea, “no se preocupen compañeros que estamos trabajando en eso”.

Este miércoles, un diario de provincias, Invasor, reconocía la gravedad de la sequía en el municipio avileño de Florencia. “Florencia se muere de sed”, decía el título; drámatico, sí, pero no tanto como el original que aún se puede ver en el URL: http://www.invasor.cu/es/ciencia/14364-sequia-en-ciego-de-avila-florencia-boquea-por-la-sed.

La nota destacaba que Florencia es el municipio de peor situación en la provincia, con el complejo hidráulico Liberación de Florencia almacenando apenas 14 millones de metros cúbicos de agua, de una capacidad total de 79 millones. Una galería de fotos del estado actual del embalse apoyaba la información.

Pero si la sequía “no le da tregua a la Mayor de las Antillas”, “el país” no le da tregua al problema, acometiendo además de las ingentes inversiones mencionadas “la búsqueda de fuentes alternativas para el abasto de agua”.

Al día siguiente del oscuro cuadro actual descrito por Invasor, Cubadebate contraataca con una visión color de rosa del futuro que, si bien es irrealizable a corto o mediano plazo dadas las circunstancias económicas, al menos hace que el lector se sienta bien, y alimenta sus deprimidas esperanzas:

“¿Ha pensado cuántas veces al día descarga el inodoro? ¿Ha realizado el cálculo matemático de a cuántos litros de agua equivale aproximadamente? De acuerdo con la ONG británica Waterwise, los usos sanitarios representan cerca del 30 por ciento del consumo de un hogar en el mundo, aun en un escenario donde el preciado líquido escasea. Pero, imagine por un instante qué ocurriría en Cuba, si una parte del agua de mar que nos rodea pudiera utilizarse directamente para funciones domésticas, en al menos un porcentaje de nuestras ciudades costeras”.

“Podría parecer un sueño, pero esta es una de las principales ideas del proyecto “Más agua para todos”, en el que participan la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (CUJAE), el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) y el Instituto de Educación para el Agua (IHE Delft), con sede en Delft, Holanda”.

El reportaje continúa exponiendo el exitoso ejemplo de Hong-Kong, uno de los llamados “tigres asiáticos” de la economía mundial antes de su reunificación con China, donde desde los años 50 se comenzó a crear una doble red de abastecimiento de agua para usar la de mar (filtrada y clorada en la ex colonia británica), para la descarga de inodoros. El sistema cubre actualmente el 80 % de ese territorio.

Hong-Kong lo hizo para 5,75 millones de personas y los proponentes del proyecto apuntan que sólo unos 3 millones de habitantes residen en cinco grandes ciudades costeras cubanas: La Habana, Santiago de Cuba, Matanzas, Cienfuegos y Guantánamo. Se detalla el posible ahorro de agua potable y energía, y se considera la posibilidad de usar materiales sintéticos contra la corrosión.

Lo que no aparece en la información sobre el proyecto es un estudio de costos. Sólo una opinión de uno de los coautores, Orestes González Díaz, profesor del Centro de Investigaciones Hidráulicas de la CUJAE: “Hay que hacer una valoración económica respecto a qué distancia de la costa la doble red es más o menos factible; pero pienso que, cuando no hay agua, a cualquier trayecto de la costa es viable”.

Busque en Google y encontrará que “el costo fijo de la infraestructura de descargas con agua de mar (en Hong-Kong) ascendía a fines de marzo de 2014 a $ 6.500 millones de dólares locales (USD 835.445.000).

La cifra es inferior en unos USD 27 millones al financiamiento que consiguió el ahora condenado ex presidente brasileño Lula Da Silva para la primera fase del megapuerto del Mariel cuando el Banco de Desarrollo brasileño BNDES aportó $ 862 millones de los $ 957 millones que costó esa primera etapa de la llamada inversión del siglo en Cuba.

Añádale que en 2013-2014 el costo del agua de mar suministrada a los usuarios de Hong-Kong para las descargas sanitarias ascendía a HK $ 3.4 por metro cúbico, o USD $ 0.43.

Un análisis del exministro de Economía José Luis Rodríguez recién publicado en Cubadebate detalla que las inversiones en 2016 representaron un 10 % deI producto interno bruto cubano, de un plan de 13,5 %, y el mismo Rodríguez anticipa este año nuevos recortes en los ingresos derivados de la principal fuente de divisas del país, la exportación de servicios de fuerza de trabajo calificada:

“Estimados del saldo de servicios exportados del EIU calculan un descenso del mismo en torno al 11,8% en el 2016 y del 8,5% en el 2017. De tal modo, en el 2017 los resultados serían 30,4% inferiores al año 2013, considerado el de mayores ingresos. Este descenso representa en términos absolutos 2 920 millones menos en cuatro años”.

Con el gobierno de Cuba enfrascado en una carrera a troche y moche por crear una infraestructura turística que le permita sobrevivir en caso de una debacle en Venezuela ¿va a dedicar cientos de millones de dólares, propios o prestados, a un plan de fuera de este mundo (para los estándares cubanos) destinado a ahorrar un poco de agua potable para beneficio de la población?

Lea hasta el final: una posible aplicación se realizaría en el polo turístico de Varadero, aunque “la inversión podría demorarse un poco”.

Nada, que soñar no cuesta nada. Y hacer soñar, tampoco.

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    Rolando Cartaya

    Rolando Cartaya (La Habana, 1952) periodista, traductor e investigador. Trabajó por varias décadas en Radio Martí desde 1989, donde fue periodista, editor y director y guionista de programas radiales. Actualmente labora en la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Fue vicepresidente en la isla del Comité Cubano Pro Derechos Humanos.

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