“Las elecciones vanas de Venezuela”, titula el grupo mediático Bloomberg la opinión de su junta editorial sobre el ejercicio de votación sin opciones reales que tendrá lugar este domingo en el país suramericano.
Bloomberg señala que el objetivo de unos comicios es permitir a los votantes que mejoren su suerte, pero este no es el caso, dice, pues gane quien gane, no habrá una rápida salida a la espiral descendente de la nación.
Agrega que Naciones Unidas, la OEA, la Unión Europea, Estados Unidos y los vecinos de Venezuela han denunciado que la votación programada es irremisiblemente defectuosa, pues aun si se le permitiera ganar a uno de los tres contendientes aprobados por el presidente Nicolás Maduro, el ganador gobernaría amarrado por los aliados de Maduro, que controlan el ejército y en la práctica todas las ramas del gobierno.
El editorial recorre el desastre económico propiciado por Maduro: la inflación superará el 13.000 por ciento este año; el PIB se reducirá un 15 por ciento adicional después de haber caído a casi la mitad desde 2013. Con las mayores reservas de petróleo del mundo, la mala gestión ha llevado la producción de crudo a menos de la mitad de lo que Venezuela producía en 2013, y el país ya acumula una deuda externa impaga equivalente al 120 por ciento del PIB.
Bloomberg resume los efectos para los venezolanos comunes: escasez de alimentos, medicinas, papel higiénico y hasta de agua; tres millones de estudiantes ausentes de las escuelas por falta de alimentos, electricidad, agua potable y combustible para el transporte; aumento de las enfermedades transmisibles, con un récord mundial de 70 por ciento en el incremento de la malaria; y los venezolanos votando con los pies, un éxodo que a fin de año podría alcanzar el 10 por ciento de la población.
La Junta Editorial del grupo mediático estadounidense cree que la presión internacional no ha funcionado. Pese a las sanciones de EE.UU., Maduro no permite el ingreso de ayuda humanitaria y sigue subsidiando, en medio de la crisis, envíos de petróleo a Cuba a cambio de ser apuntalado por los servicios cubanos de seguridad.
Se descarta, sin embargo, una intervención del ejército venezolano, cuyos altos oficiales ascendieron con Chávez y Maduro y están inmersos en el narcotráfico y el saqueo de los bienes públicos.
Acerca de un fortalecimiento de las sanciones, Bloomberg sugiere que sean dirigidas a la cúpula del poder y no al pueblo venezolano, el que ─dice─ sufriría con medidas como suspender las importaciones estadounidenses de petróleo desde ese país.
Pero el editorial observa el panorama económico y avizora que "el final no puede estar muy lejos": los deudores están acorralando a la petrolera estatal PDVSA, confiscando sus activos y amenazando con arruinar sus operaciones. Hasta China duda en extenderle a Caracas los períodos de gracia para saldar empréstitos; y las compañías extranjeras siguen abandonando el país, la más reciente, el gigante norteamericano de la industria de alimentos Kellogs.
Bloomberg concluye instando a EE.UU. y Europa a hacer más, mientras tanto, para asistir a los países que están acogiendo a refugiados venezolanos. Y a los miembros del Fondo Monetario Internacional, incluida China, a que empiecen a planear cómo ayudar a la recuperación de Venezuela, “una vez que esté en el poder un gobierno al que valga la pena ayudar”.