Las aventuras cubanas del presidente de la compañía canadiense Sherritt, Ian Delaney, quien para Fidel Castro ha sido su “capitalista favorito”, siguen siendo uno de los aspectos más controversiales en la reciente historia de la empresa, dice un artículo del periódico Financial Post.
Aunque después de tomar el control de la firma hace unas dos décadas el señor Delaney presentó a Cuba como la respuesta ideal a los problemas de la corporación, durante ese tiempo el desempeño de Sherritt “ha sido menos que estelar” aun cuando los negocios en la isla sólo representan una quinta parte de sus activos, dice el Post.
El diario cita como uno de los factores contra Sherrit el embargo estadounidense y la llamada Ley Helms Burton, y recuerda que por esa razón a Delaney no se le permite entrar a EE.UU.
Luego apunta que además de servir de excusa a los aplogistas del gobierno cubano para encubrir los desaciertos de “la desastrosa economía centralmente planificada de la isla”, ambas medidas han limitado además el acceso de la compañía canadiense a financiamiento, suministradores y clientes de EE.UU.
No obstante, destaca que cuando Delaney renunció a principios de año al puesto de ejecutivo principal de la vieja empresa de fertilizantes y refinación de níquel, a pesar de todo, sostuvo que su apuesta por Cuba no fue desacertada.
“Sin embargo, las inversiones de Sherrit en Cuba han ayudado a mantener en el poder a un odioso régimen, y han resultado ser de incierto beneficio para la compañía”, asegura el diario.
Aunque después de tomar el control de la firma hace unas dos décadas el señor Delaney presentó a Cuba como la respuesta ideal a los problemas de la corporación, durante ese tiempo el desempeño de Sherritt “ha sido menos que estelar” aun cuando los negocios en la isla sólo representan una quinta parte de sus activos, dice el Post.
El diario cita como uno de los factores contra Sherrit el embargo estadounidense y la llamada Ley Helms Burton, y recuerda que por esa razón a Delaney no se le permite entrar a EE.UU.
Luego apunta que además de servir de excusa a los aplogistas del gobierno cubano para encubrir los desaciertos de “la desastrosa economía centralmente planificada de la isla”, ambas medidas han limitado además el acceso de la compañía canadiense a financiamiento, suministradores y clientes de EE.UU.
No obstante, destaca que cuando Delaney renunció a principios de año al puesto de ejecutivo principal de la vieja empresa de fertilizantes y refinación de níquel, a pesar de todo, sostuvo que su apuesta por Cuba no fue desacertada.
“Sin embargo, las inversiones de Sherrit en Cuba han ayudado a mantener en el poder a un odioso régimen, y han resultado ser de incierto beneficio para la compañía”, asegura el diario.