Líderes comunistas españoles exigieron que la policía de Cataluña reprima las manifestaciones de exiliados ante el Consulado de Cuba en Barcelona, la segunda ciudad más importante del país.
“Que asuman su responsabilidad e impidan que siga manteniéndose esta presión violenta y agresiva contra una sede diplomática”, pidió el eurodiputado comunista Manu Pineda, de la alianza Podemos.
En rueda de prensa celebrada en la capital catalana, la cineasta Ana Hurtado acusó a los exiliados de actividades violentas a las puertas de la sede consular, aunque no presentó pruebas al respecto.
“[Son manifestaciones] cargadas de acoso, asedio, insultos, humillaciones, amenazas a los funcionarios consulares cubanos. Nada tienen de pacíficas, y violan las leyes internacionales. Hay incitación a entrar al consulado con piedras y machetes”, indicó Hurtado.
En declaraciones a Radio Televisión Martí, Sayde Chaling-Chong, presidente de la Alianza Iberoamericana y Europea contra el Comunismo y organizador de las protestas, calificó las acusaciones de “falsas”.
“Yo nunca he visto un machete, ni una pistola. Las únicas armas que hay aquí son nuestras voces e ideas. Por lo tanto, eso es una falsedad”, aseguró el activista cubano.
Desde el 11 de julio pasado, el exilio cubano en Barcelona se mantiene permanentemente movilizado con protestas ante la representación consular del régimen cubano, ubicada en el céntrico Paseo de Gracia, de la capital catalana.
“Ellos piensan que las autoridades, la policía y el Departamento de Interior de Cataluña son tontos, y que no son capaces de darse cuenta si hay un arma o algo por el estilo”, apuntó Chaling-Chong.
En este sentido, los impulsores de las protestas anunciaron acciones judiciales contra quienes les acusen de actos violentos o contrarios a la ley española.
Podemos, actualmente en la coalición que gobierna España, lideró en el pasado acciones consideradas violentas, como las convocatorias para “ocupar y rodear el Congreso” nacional en 2016, durante la toma de posesión del presidente Mariano Rajoy, y también en 2012. Ya en el gobierno, se negó a condenar manifestaciones en Barcelona donde se lanzaron cócteles molotov contra la policía.