La prisión de máxima seguridad de Guanajay en la provincia Artemisa podría estar sobrepoblada, de acuerdo a una denuncia del preso político Yosnel Laferte Salazar, de 24 años, que recibió este jueves la visita familiar correspondiente al mes de mayo.
“Hay 30 hombres en el pasillo y 4 por cubículo”, detalló a Radio Televisión Martí la madre, Isabel Salazar Cabrera.
El hacinamiento en los centros penitenciarios cubanos ha crecido con el paso de los años y ha sido denunciado, durante décadas, por activistas de la sociedad civil porque atenta contra la vida digna de los reos.
En Cuba, no se publican estadísticas carcelarias ni existen entidades independientes a las que se les autorice la investigación sobre la capacidad de los establecimientos y la cantidad de personas privadas de la libertad.
Un estudio realizado por la Universidad EAFIT de Bogotá, Colombia, reveló que hay una incidencia directa entre la aglomeración en las cárceles y la reincidencia de las personas cuando salen de los centros penitenciarios. La investigación halló que es 36% más probable que una persona salga a delinquir nuevamente si estuvo sometido a estas condiciones.
Los requisitos para conceder beneficios penitenciarios son cada vez más rígidos en Cuba, especialmente a los sancionados por el 11J, a los que se le dilata la posibilidad de acceder a subsidiados como la prisión domiciliaria o como la suspensión condicional de la pena.
“Además, dice mi hijo que la alimentación es pésima y aún así yo le llevé una pasta de bocaditos que le hice y no me permitieron entrarla a la prisión. Dicen que los alimentos elaborados de este tipo tienen que ser adquiridos en las tiendas por MLC”.
Otros reclusos han denunciados que alimentos en descomposición son servidos en minúsculas raciones.
Por otra parte, el Reglamento Disciplinario de Cárceles y Prisiones de Cuba establece el pelado obligatorio a todos los reos.
“El cabello de los internos es rebajado hasta tres centímetros de largo como máximo de mayor a menor, a partir de su crecimiento desde la base”.
Los mandos penitenciarios ignoran lo determinado en esta regulación y obligan a los reclusos a raparse, prácticamente, la cabeza. El que no cumpla con esta medida puede ser despojado de alguno de sus beneficios.
“Cuando estábamos en la visita, se le acercó a mi hijo uno de los guardias, interrumpiendo nuestra escasa privacidad, y hablándole al oído le dijo que estaba mal pelado, que tiene que pelarse más bajito y que iba a analizarlo. Dice Yosnel que tal vez le quieran quitar la próxima visita”, señaló Salazar.
“Es una falta de respeto y una mala educación estorbarnos en el poco tiempo de que disponemos. Los carceleros nos tratan a los familiares como si fuéramos internos”, lamentó Salazar.
Yosnel Laferte Salazar, trabajador de la Tienda de Materiales de la Construcción de su localidad, fue condenado a 5 años de privación de libertad por su participación en las protestas del 11 de julio en Güira de Melena, Artemisa.
Fue convicto por el Tribunal Militar Territorial Occidental, en un juicio celebrado a 33 manifestantes de Güira de Melena, por los delitos de desórdenes públicos y robo con fuerza.