Cuando el gobierno cubano emitió en mayo las resoluciones 98 y 99, básicamente un disfraz legal para desmantelar la red inalámbrica privada SNET (Street Network), el texto publicado en la Gaceta de Cuba no usó esa palabra ni una sola vez, y desde temprano los gamers entendieron muy bien por qué.
Lo que querían era acabar con ellos, dicen.
Hubo protestas, como la que reportó en agosto el diario digital 14yMedio. Las autoridades se mostraron inflexibles. Muchos administradores de redes tuvieron que conectarse a los Joven Club, bajo control del gobierno. Y los resultados se están viendo ahora.
“Yo sabía que no íbamos a poder contar nunca los servidores, yo sabía que nunca íbamos a poder lograr las conexiones; es más de lo mismo”, le dijo a la reportera Ivette Pacheco desde Artemisa Orlando García, que administraba una red privada.
De acuerdo con García, no hay nadie que controle el funcionamiento de los servidores en las instituciones estatales, “y si las cosas no son mías, realmente no me interesan”, comenta.
“¿Quién se va a hacer cargo de eso? ¿El muchachito que se graduó de la UCI [Universidad de las Ciencias Informáticas] y que no tiene ni idea de cómo se lleva un servidor? No, ese muchachito no está para eso”, declaró García.
En medio de las limitaciones impuestas por el gobierno para conseguir acceso a internet, SNET nació aproximadamente en 2001 y fue creciendo hasta conectar --sobre todo en La Habana, pero también en otras ciudades-- a cientos y miles mediante los NanoStation, que con sus modelos M2 y M5 sirven para generar y enlazar redes de wifi.
Así, los cubanos crearon una comunidad digital independiente donde comparten desde chats, juegos y videos, hasta versiones limitadas de Ebay y Craiglist.
A raíz de que el sistema quedó bajo control del gobierno, uno de esos servidores para “chatear” duró cuatro o cinco días, se cayó y nunca lo arreglaron. “Pero sí se hizo lo que querían hacer: destruirnos a nosotros”, manifiesta García.
Desde Mayabeque, otro administrador de SNET, Alberto Páez, también conversó con la reportera Ivette Pacheco. “Fue una cosa hecha así, ya, por coger y decir: “Esto es mío” y ya, sin tener recursos, sin tener nada”, comentó Páez.
De acuerdo con Cubadebate, sin embargo, el traspaso de SNET a manos de los Joven Club y de ETECSA se dio a las mil maravillas.
“Joven Club y redes privadas se interconectan en Cuba: ‘Nos beneficiamos todos”, es el título de un reportaje publicado por el sitio oficialista tres meses después de la entrada en vigor de las resoluciones 98 y 99.
“Todas las personas naturales que tengan su licencia pueden conectarse a los Joven Club”, declaró entonces a Cubadebate Pablo Julio Plá Feria, funcionario del Ministerio de Comunicaciones. “Este servicio irá creciendo a partir del aumento de la infraestructura en todas las provincias. En total suman más de 600 instituciones, de las cuales 270 tienen acceso a la fibra óptica”.
Opciones ofrecidas por los Joven Club como La Mochila, equivalente inalámbrico del Paquete, funcionan bien, de acuerdo con algunos.
“Pero no se puede casi ni jugar, que es lo esencial de las SNET”, le dijo Páez a Ivette Pacheco. “Todo ha sido un engaño. Hay muchos que están conectados y están disfrutando de algo [que hicieron] la gente de la SNET, pero no está funcionando bien. Funciona unos días, se cae, y hay miles que estamos desconectados”.