Por más de medio siglo la Sección de Intereses de Estados Unidos en la Embajada de Suiza en Cuba ha representado los intereses estadounidenses en la isla. Lo mismo para su contraparte, la Sección de Intereses de la República de Cuba en Washington. Formalmente, son parte de las embajadas de Suiza en estos países, pero operan independientemente en todo, excepto en protocolo.
Entonces, ¿qué cambia ahora al convertirse en embajada?
Construida en 1953, la antigua embajada de Estados Unidos en Cuba cerró en 1961, cuando el presidente Dwight Eisenhower puso fin a las relaciones diplomáticas entre ambos países, hasta que en 1977 abrió nuevamente como la Sección de Intereses (SINA).
Con un presupuesto anual de $13 millones, cuenta con 360 empleados en su mayoría cubanos contratados por una agencia de empleo del Gobierno cubano. El Gobierno cubano limita el personal estadounidense a 51. Debido a la preocupación por el espionaje, los empleados cubanos se limitan a los dos primeros pisos, donde no se discute ninguna información clasificada. En el edificio no puede ondear la bandera de Estados Unidos, ni el jefe de la misión puede poner una en su auto.
El presidente Obama no ha nombrado embajador aún y, una vez que lo haga, el Senado debe aprobar el nombramiento. El Senado, republicano en su mayoría, ha amenazado con no aprobar el cargo.
Desde agosto del pasado año, y con más énfasis a partir del 1 de julio, aunque sin el título de embajador, Jeffrey DeLaurentis, actual jefe de la SINA, es la mano derecha de Obama en La Habana. DeLaurentis conoce bien Cuba: fue funcionario consular de 1991 a 1993, y jefe político-económico en la Sección de 1999 a 2002.
Estados Unidos mantiene embajadas en otros países totalitarios. En 2008, abrió una embajada en Beijín, China, un argumento utilizado por Obama como ejemplo para emplear el mismo protocolo con Cuba.
Ha habido 13 jefes de la SINA desde 1977. El más "problemático", según el Gobierno de Cuba, ha sido James Cason, por su apoyo abierto a la disidencia y la oposición cubana, algo que sigue haciendo desde la alcaldía de Coral Gables, en la Florida.
Otro presidente, el demócrata Jimmy Carter, apoyó un acercamiento con Cuba. Su hombre en La Habana, de 1979 a 1982, fue Wayne Smith, quien a diferencia de Cason dialogó abiertamente con Fidel Castro.