Enfermos de VIH-Sida en Cuba enfrentan un agravamiento de su situación de salud por la escasez de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad que los obliga a salir continuamente a la calle en su búsqueda, desafiando el peligro al contagio de coronavirus.
Los partes diarios del Ministerio de Salud (MINSAP) destacan la atención priorizada del gobierno a la personas mayores de 60 años, niños, embarazadas, y aquellas aquejadas con enfermedades respiratorias, incluidas en los llamados "grupos de riesgo" en medio de la pandemia.
Cubanos consultados por Radio Televisión Martí consideran que los pacientes de VIH-Sida deberían estar contemplados en el grupo, y recordaron que entre sus necesidades no solo están las medicinas.
Jacqueline Heredia, una activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), y madre de dos niños, residente en la capital dijo que además de que hace dos meses que no recibe el retroviral indicado por el médico, tiene otras preocupaciones en este momento.
"No tengo una alimentación adecuada, no tengo dinero para comprar comida, tampoco acceso a vitaminas. El agua a veces escasea en el área, y los artículos para el aseo personal son difíciles de adquirir", detalló.
El activista LGBTI Oscar Martínez, quien preside una red para enfermos de VIH-Sida en Ciego de Ávila, señaló que es muy poco lo que les vende el gobierno a los seropositvos para alimentarse "como debe ser".
Reciben dentro de la dieta, una vez al mes, una libra de carne de res "que últimamente han sustituido por el pollo", un cartón con 15 huevos, una bolsita de leche fluída a la semana y seis libras de pescado, que apenas les alcanza, dijeron ambos entrevistados.
Para los pacientes de esta enfermedad también el aseo es fundamental, y lo "que venden en las bodegas es trimestral, y no alcanza", precisó Martínez.
Tenemos que salir a las calles a hacer las colas para adquirir jabones, detergente, desodorante, champú ... porque "nadie te los va a traer a la casa, puesto que no hay ninguna directiva que nos proteja", enfatizó el activista.
En su caso, Heredia dijo que no puede pasar por alto que en su familia están viviendo situaciones de gran "estrés".
"Muchas veces no tengo nada que comer, ni qué darle a mis hijos, y me pongo muy triste, muy decaída, y eso me baja las defensas, pero qué le vamos a hacer", lamentó.
La activista recalcó que ella no es la única. Varios conocidos suyos aquejados de VIH-Sida están en igual situación.
Mencionó el caso de Roberto Chacón, su vecino, pero prefirió no decir los nombres de los demás por respeto a su privacidad. "Todos estamos pasando momentos muy duros", recalcó.
Heredia también hizo alusión a otro integrante de la UNPACU, Maikel Herrera Bones, al que el régimen mantiene encarcelado en un reclusorio para enfermos de VIH-Sida en Güines, provincia de Mayabeque, desde el 22 de mayo, con un estado de salud muy delicado.