Las guarderías o círculos infantiles, como le conocen los cubanos han sido ese espacio que ha escapado casi siempre del control oficial. Ante la carencia de estos centros en el país, por la baja disponibilidad de plazas para que los padres lleven a sus hijos mientras trabajan o estudian y las trabas burocráticas o la barrera que impone la meritocracia, cualquier vecina cuida una docena de niños, les brinda alimentación y cuidado, y de paso se busca su propio sustento.
La organización católica Cáritas Diocesana ha montado un círculo infantil en el corazón de la Habana Vieja desde el ya lejano 1997 con la colaboración de Cáritas de Zamora (España). El proyecto comenzó con 15 niños a los que cuidaban, alimentaban y educaban entre religiosas y maestras cubanas y en la actualidad va por 75 infantes en cada curso, según una nota del digital La opinión de Zamora.
Lo primero que salta a la vista es que no hay aquí una "plantilla inflada", pues el personal lo componen cuatro religiosas, cuatro profesoras cubanas, una cocinera, un ayudante de cocina, una encargada de limpieza, un encargado de mantenimiento, un jardinero y cuatro guardas para la instalación.
La publicación no explica la estructura de funcionamiento, pero en una plantilla así no caben encargados del partido, del sindicato, oficinistas de asuntos sin importancia, representantes de la defensa civil, inspectores por área, ni otros tantos que abarrotan las instituciones estatales y reducen al mínimo el presupuesto que se pudiera invertir en los menores y quienes les cuidan y educan.
Hace varias semanas da la vuelta en los medios el caso de la “Guardería “Dulces sueños”, ubicada en el exclusivo Reparto Kholy, de la capital cubana. El asunto ha llamado la atención pues presuntamente su dueña sería la hija del General Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros.
Semanas atrás la promoción de este negocio resaltaba entre sus ofertas las clases de inglés y en la fotogalería de su sitio digital podían advertirse letreros en ese idioma en uno de sus muros internos. En la actualidad la página para matricularse y que permitía conocer el precio y los requisitos para tal gestión tiene una frase que dice: “Sitio en desarrollo”.
Si bien todavía no han sido bien estudiadas, estas ‘guarderías’ privadas son realmente una alternativa ante las quejas de los padres por la mala alimentación, las denuncias de robos de los insumos por parte de los trabajadores y el padecimiento frecuente de fiebres, catarros y las infecciones de piojos que abundan en los círculos infantiles .
Estos negocios por lo general no exceden la docena de niños y siempre existieron de forma clandestina. En la actualidad, las llamadas reformas económicas permiten las licencias para tales labores y pudieran representar otra vía educativa, si no les cortan las alas antes de tomar vuelo.