El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró 626 protestas públicas en Cuba en enero de 2024, más de la mitad de ellas derivadas del temor por la proliferación de la criminalidad y la violencia social, los actos represivos contra la población y la elevación de los precios de bienes y tarifas de servicios incluida en el antipopular “paquetazo”.
“Por primera vez estas expresiones de descontento relacionadas con la inseguridad de la población y la ola de violencia social en el país encabezaron a todas las demás categorías del registro con 144”, indicó el periodista Rolando Cartaya, autor del informe mensual del proyecto, apoyado por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
“Acerca de este fenómeno, el párroco del poblado de Esmeralda en la provincia Camagüey, Alberto Reyes, lo atribuyó a una conjugación de la crisis de valores, la apatía de la policía y la desesperada situación económica”, dijo.
Un incentivo para la repulsa popular fue el llamado “paquetazo”, que abarca alzas en los precios de los alimentos y las tarifas de varios servicios.
“En tercer lugar en las categorías de protesta quedó la de alimentación, inflación, agricultura, empujada por un conjunto de medidas que anunció el gobierno que auguran un encarecimiento de los bienes y servicios, una probable explosión inflacionaria y menos dinero en el bolsillo de los cubanos”.
Las protestas basadas en actos represivos ascendieron, de 68 en diciembre de 2022, a 133 en enero de 2024, lo que parece reflejarse en la crispación y temor del gobierno ante un probable estallido social, señaló el Observatorio.
“Del nerviosismo del régimen, dio fe la gira que emprendió el gobernante Miguel Díaz-Canel para tratar de atajar el descontento que han provocado esas impopulares medidas”.
“El redoblamiento de la represión se apreció en todos los niveles contra los presos políticos y familiares, los opositores, manifestantes pendientes de juicio, comentaristas en las redes sociales, actores económicos, privados, transportistas y hasta actividades filantrópicas conducidas por la sociedad civil independiente”, señaló el especialista.
“Como contrapartida al recrudecimiento de la represión, se registraron en enero 88 desafíos al estado policial que incluyeron la quema, en la llegada del nuevo año, de un muñeco representativo de Díaz-Canel, una protesta colectiva por la cuota de leche de los niños en el centro de Palma Soriano en Santiago de Cuba; un paro de cocheros en Bayamo,la capital de la provincia Granma, publicaciones en redes sociales sobre la crisis multilateral y la mala gestión de los dirigentes, la quema de un basurero por vecinos del barrio habanero de Lawton y un efectivo plantón de una madre ante una prisión exigiendo atención médica para su hijo, preso político”, detalló el comunicador.
Las quejas en relación con la salud pública mostraron, una vez más, la progresiva dependencia de los enfermos a las campañas y colectas en redes sociales, la caridad pública o el mercado negro para conseguir medicamentos y otros recursos, “en algunos casos, con urgencia de vida o muerte”, apuntó el informe.
Se suscitaron 29 manifestaciones de descontento con los servicios públicos y 27 relacionadas con problemas de vivienda.
Entre otras cuestiones sociales que originaron descontento en la población, está la reducción de las pensiones, el suicidio entre adolescentes y jóvenes, el rechazo al nuevo Código Penal Militar que sancionará, la evasión del Servicio Militar, con cinco años de privación de libertad; la creciente presencia de niños mendigos en la Isla, y la diseminación del consumo de una nueva droga llamada “El Químico”, según el informe del Observatorio Cubano de Conflictos.
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