Luis Alberto Oquendo está en Miami. Es el segundo gimnasta cubano que abandonó la delegación de su país que asistió al torneo panamericano de la disciplina que acaba de concluir en Toronto, Canadá.
Escapó de su hotel al filo de las 5:00 a.m, y chocando con los avatares clásicos del que busca libertad y un futuro mejor, se dirigió hacia la frontera con EE.UU.
“Figúrate, tuve que hacer mortales (movimiento de destreza acrobática), sin entender el idioma, no tenía pasaporte, tuve que convencer a las autoridades de que era cubano y que mi destino era EE.UU., dijo el joven de 19 años, que salía de Cuba por primera vez y que nunca antes había participado en una competencia internacional.
Oquendo siguió los pasos de su compañero de selección, Ernesto Avila, quien no espero el primer día del evento. Tan pronto piso territorio canadiense, desapareció y este lunes, llegó a Miami.
“Quiero integrarme al mundo de la gimnasia en EE.UU., sueño con llegar al equipo nacional de este país,” señalo el joven de 20 años.
“En Cuba no hay esperanzas de triunfo, de llegar a ser alguien como atleta, aquí vine además, en busca de libertad”, dijo el campeón de las Olimpiadas de la Juventud y medalla de bronce en el panamericano de Toronto.
Yin Álvarez, experimentado entrenador cubano y presidente de la escuela de gimnasia, Universal Gymnastics, en Homestead, al sur de Miami, ha acogido a estos dos jóvenes como pupilos: “porque los gimnastas cubanos son buenos deportistas y estos tienen un futuro brillante y promisorio”.
“En cualquier parte del mundo no es raro que detrás de un buen gimnasta haya un entrenador cubano”, dijo el padrastro y preparador del medallista olímpico cubanoamericano Danell Leyva.
Explosividad, virtuosismo y fortaleza sobran a estos dos gimnastas que en Miami iniciaron una nueva vida, y arrancaron con pie derecho. Ya compartieron entrenamiento con el medallista olímpico Leyva, en las instalaciones de Universal Gymnastics.