El Gobierno de Cuba tiene mucha presión pero hay que ponerle límite a las expectativas de cara al congreso del Partido Comunista que comienza el sábado, dijo a Martí Noticias un excorresponsal de Reuters en La Habana.
Tras cubrir acontecimientos clave durante la década de 1990 en Cuba, el periodista inglés Pascal Fletcher confiesa que sigue con pasión todo cuanto acontece en la isla, que cubrió en un período crítico de su historia.
Fletcher explicó que a la presión interna que está exigiendo cambios económicos y políticos se suma ahora el reto que significa para el Gobierno el deshielo con Estados Unidos y los resultados de la visita de Barack Obama a la isla en marzo pasado.
"En lo económico, la presión es muy grande. Las personas están clamando por varias vías una mejor remuneración, por una vida mejor, que puedan con su salario acceder a cosas básicas como comida", dijo.
"También hay presión por acceder a wifi, ese es un debate muy caliente (...) "Se puede tal vez esperar una cierta respuesta a eso", contestó Fletcher a una pregunta de Martí Noticias sobre lo que podemos esperar del congreso.
La organización de la reunión en la que participarán unos 1.000 militantes comunistas es clave para el futuro del país. En las últimas semanas se ha suscitado un acalorado debate en torno a los documentos que se debatirán, los que hasta ahora están fuera del alcance de la población.
Fletcher dijo que espera una profundización de ciertas medidas económicas, pero descartó cambios sustanciales en la escena política cubana:
"Se escucha la posibilidad de que se puedan abrir procesos de descentralización de gobierno, más poder para gobiernos locales, que puedan arreglar los problemas de la ciudad con menos centralización, tal vez la posibilidad de algún otro candidato más independiente que pase por los filtros del sistema electoral cubano, que se distingue normalmente por una lista única y muy bien filtrada".
Además, aludió a la anunciada restricción temporal a dos períodos de cinco años cada uno en puestos gubernamentales, así como a una eventual reducción y profesionalización de la Asamblea Nacional.
"Cuba no puede escaparse de las realidades económicas, tanto internas como externas", dijo.
Pero fue categórico con respecto a eventuales transformaciones políticas.
"Un cambio en Cuba implicaría un cambio sustancial no sólo a la Constitución, sino también a todo el código legal y penal que lo acompaña y yo no veo mucho movimiento en esa área. Lo que estamos viendo es cambios económicos que responden a necesidades económicas", explicó.
"El Gobierno existe como existe y se defiende como existe en este momento", concluyó, aludiendo entre otros, a la continua represión a disidentes.