Cuba enfrenta una de las sequías más agudas del último siglo, que este año azota con más fuerza a las regiones centrales de la isla, como Ciego de Ávila, Sancti Spíritus o Camagüey, donde el estado crítico de las fuentes de abasto no sólo afecta a la población, sino también a la agricultura, que ha tenido que adaptarse a la falta de riego.