Cubanos consultados acerca del estado en que se encuentra la libreta de racionamiento después de 55 años de existencia ven cercana la “muerte” del documento con el que pueden comprar de forma regulada un pequeño grupo de alimentos en las bodegas estatales.
El campesino de Pinar del Río, Rolando Pupo, cree que "la libreta está en terapia intensiva, dando sus últimos estirones” porque “ya no resuelve ningún problema a los ciudadanos”.
Sara Cuba, residente en Santa Clara, recuerda que antes “vendían carne de res, pero ya no lo hacen”.
Los cubanos apenas pueden comprar unas seis onzas de pollo, mortadela y picadillo de soya una vez al mes “cuando viene”, lamentó la mujer”.
Luego de casi seis décadas de existencia, no falta quien la señale como “el invento del gobierno para tener el control absoluto de las personas dondequiera que esté en el país”, advirtió Vladimir Ríos, residente en Trinidad, que relaciona el funcionamiento de “la libreta” con los controles de la Seguridad del Estado”.
A juicio del campesino Alcibíades Silva, de Santiago de Cuba, la centralización por parte del gobierno de medidas económicas y sociales en la isla “lo que ha logrado es hacer más precaria la vida del cubano”.
Antes de 1959, Cuba producía el 80 por ciento de los alimentos que consumía, pero en la actualidad la cifra solo alcanza el 20 por ciento.
(Redactado por Idolidia Darias, con reporte de Adriel Reyes)