Cuba, que tiene en el abastecimiento de combustible uno de sus principales retos, busca la eficiencia energética mediante acciones como la sustitución de millones de bombillas tradicionales por luces LED, la venta de cocinas de inducción y la construcción de plantas bioeléctricas.
El régimen cubano prevé reemplazar en los próximos años 13 millones de lámparas fluorescentes por LED en el sector residencial, una iniciativa que también se extenderá al alumbrado público, según explicó este miércoles el ministro de Energía y Minas, Alfredo López, en las reuniones previas al segundo pleno anual de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).
López explicó que está previsto el cambio de dos millones de cocinas eléctricas por otras tantas de inducción, de las que ya funcionan en los hogares de la isla 540.000, según reportes de medios estatales.
Otros proyectos son la instalación de 10.000 metros cuadrados de calentadores solares, con los que se busca ahorrar un promedio del 12 % de la electricidad en las viviendas, y la puesta en marcha de 20.000 módulos solares fotovoltaicos, de los que ya se han instalado 5.550, refirió el titular.
El bombeo de agua con energía solar en la agricultura también figura entre las iniciativas impulsadas por el Gobierno, que para el año 2030 pretende que el 24% de la energía de la isla provenga de fuentes renovables.
El ambicioso plan gubernamental espera que para el 2030 las energías renovables sumen al sistema eléctrico nacional 2.334 megavatios, de los que 872 procederán de 25 centrales bioeléctricas; 700, de energía solar fotovoltaica; 656, de 14 parques eólicos y los restantes 106 de pequeñas centrales hidroeléctricas (74) y plantas de biogás industrial 531).
En abril pasado comenzó en la isla la construcción de la primera planta bioeléctrica con participación de capital extranjero a partir de un proyecto mixto con empresas de China y el Reino Unido, valorado en más de 186 millones de dólares.
Esta es la segunda "revolución energética" que acomete Cuba después de la que impulsó el ya fallecido exgobernante Fidel Castro en 2006. En aquel momento se entregaron a la población, a precios subsidiados y a crédito, ollas eléctricas, hornillas y calentadores de agua de fabricación china para sustituir a los viejos electrodomésticos soviéticos, que consumían mucha energía, pero los frecuentes "apagones" continuaron.
Ahora, la isla busca reducir su dependencia energética del crudo subsidiado de Venezuela, un suministro que en los últimos dos años se ha debilitado considerablemente por la crisis económica en el país suramericano y la caída de los precios del petróleo.
Se estima que en estos momentos la isla recibe 55.000 barriles diarios de su principal socia frente a los más de 100.000 que llegó a recibir en los mejores momentos del acuerdo de cooperación firmado por los dos países en 2003.
(Con información de EFE)