Cuba se encamina a unificar sus monedas, una de las reformas consideradas más desafiantes en la cruzada del Gobierno por inyectarle vitaminas a la estancada economía, pero la falta de detalles tiene inquietos a los cubanos.
Desde el 2003, circulan dos monedas en la isla: el peso cubano (CUP), con el que se pagan los salarios, y el peso convertible (CUC), que se utiliza en la industria del turismo, el comercio exterior, restaurantes de lujo y tiendas que venden productos importados.
Economistas extranjeros y locales aplauden el plan y coinciden en que el doble sistema monetario y los tipos de cambios fijos ocultan ineficiencias, complican el comercio, dificultan la contabilidad y socavan las iniciativas económicas.
Pero la falta de detalles sobre la reforma está generando mucha ansiedad en el país.
Crípticas resoluciones que describen las medidas financieras y contables fueron publicadas este mes pero sin una fecha concreta para entrar en vigor. Y el Estado está impartiendo cursos a dirigentes y contadores para cuando llegue el llamado "Día Cero" para la unificación.
En Cuba toda la economía está en manos del Estado y la mayoría de los precios son fijos. Las empresas deben cambiar la moneda convertible al Gobierno, a una tasa oficial de 1 por dólar, y el CUC se ha apreciado durante años a 25 pesos cubanos en las casas de cambio estatales que atienden al público.
¿Con qué moneda quedarse?, se preguntan los cubanos, acostumbrados a navegar entre dos pesos por más de una década.
"La eliminación de la doble moneda, que tiene como componente fundamental una devaluación, significa en un inicio un shock, no tiene beneficios iniciales sino que tiene costos a corto plazo y beneficios a mediano plazo", dijo a Reuters Pavel Vidal, ex funcionario del Banco Central de Cuba ahora profesor en la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
Dentro de los efectos colaterales podría haber un impacto en la inflación, en los salarios y en los balances de las empresas, sostuvo Vidal.
GUARDANDO DOLARES
Manuel Hernández, un joyero de 67 años que trabaja por su cuenta en La Habana, dijo que confiaba más en el dólar que en la moneda cubana.
"Ahora guardo dólares, que suben o bajan pero me dejan más tranquilo y los puedo usar fuera de Cuba, y un poquito de moneda nacional para lo que se presente", dijo Hernández.
Los expertos admiten que no están seguros de cómo va a ocurrir la unificación ni cómo va a poder Castro mantener su promesa de no crear más dificultades a los cubanos, que han vivido décadas de restricciones económicas y ahora temen que se devalúen sus magros salarios.
Para Omar Laviña, dueño de una cafetería en La Habana, mucha gente apostará a las divisas extranjeras, aunque él prefiere conservar moneda local.
Mientras tanto, algunos cubanos siguen sacando provecho dela tasa actual de cambio de 24 pesos cubanos por cada CUC.
"Estamos empezando el negocio y preferimos la moneda nacional, es más seguro", dijo Elena, jubilada y dueña de un punto de venta de pan y dulces caseros en La Habana que da la bienvenida con un cartel que dice "Venta en moneda nacional".
Desde el 2003, circulan dos monedas en la isla: el peso cubano (CUP), con el que se pagan los salarios, y el peso convertible (CUC), que se utiliza en la industria del turismo, el comercio exterior, restaurantes de lujo y tiendas que venden productos importados.
Economistas extranjeros y locales aplauden el plan y coinciden en que el doble sistema monetario y los tipos de cambios fijos ocultan ineficiencias, complican el comercio, dificultan la contabilidad y socavan las iniciativas económicas.
Pero la falta de detalles sobre la reforma está generando mucha ansiedad en el país.
Crípticas resoluciones que describen las medidas financieras y contables fueron publicadas este mes pero sin una fecha concreta para entrar en vigor. Y el Estado está impartiendo cursos a dirigentes y contadores para cuando llegue el llamado "Día Cero" para la unificación.
En Cuba toda la economía está en manos del Estado y la mayoría de los precios son fijos. Las empresas deben cambiar la moneda convertible al Gobierno, a una tasa oficial de 1 por dólar, y el CUC se ha apreciado durante años a 25 pesos cubanos en las casas de cambio estatales que atienden al público.
¿Con qué moneda quedarse?, se preguntan los cubanos, acostumbrados a navegar entre dos pesos por más de una década.
"La eliminación de la doble moneda, que tiene como componente fundamental una devaluación, significa en un inicio un shock, no tiene beneficios iniciales sino que tiene costos a corto plazo y beneficios a mediano plazo", dijo a Reuters Pavel Vidal, ex funcionario del Banco Central de Cuba ahora profesor en la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
Dentro de los efectos colaterales podría haber un impacto en la inflación, en los salarios y en los balances de las empresas, sostuvo Vidal.
GUARDANDO DOLARES
Manuel Hernández, un joyero de 67 años que trabaja por su cuenta en La Habana, dijo que confiaba más en el dólar que en la moneda cubana.
"Ahora guardo dólares, que suben o bajan pero me dejan más tranquilo y los puedo usar fuera de Cuba, y un poquito de moneda nacional para lo que se presente", dijo Hernández.
Los expertos admiten que no están seguros de cómo va a ocurrir la unificación ni cómo va a poder Castro mantener su promesa de no crear más dificultades a los cubanos, que han vivido décadas de restricciones económicas y ahora temen que se devalúen sus magros salarios.
Para Omar Laviña, dueño de una cafetería en La Habana, mucha gente apostará a las divisas extranjeras, aunque él prefiere conservar moneda local.
Mientras tanto, algunos cubanos siguen sacando provecho dela tasa actual de cambio de 24 pesos cubanos por cada CUC.
"Estamos empezando el negocio y preferimos la moneda nacional, es más seguro", dijo Elena, jubilada y dueña de un punto de venta de pan y dulces caseros en La Habana que da la bienvenida con un cartel que dice "Venta en moneda nacional".