El sacerdote cubano Alberto Reyes, una de las voces más críticas con el régimen de La Habana dentro de la Iglesia católica, dijo esta semana a Martí Noticias que Cuba vive uno de los momentos más duros de los últimos años.
"Parecería, y es mi esperanza, que es un momento terminal, porque es muy difícil", manifestó el religioso en entrevista con el periodista Mario Pentón durante una visita a Miami, en el sur de Florida.
El sacerdote, de la Arquidiócesis de Camagüey, recordó que en la isla "la comida es un problema", los precios están "disparados", el trasporte público tampoco funciona y el nivel de acceso a los medicamentos es "desastroso".
Reyes compartió el testimonio de cubanos que ejemplifican esta realidad, como un hombre cuyo único hijo, de 14 años de edad, falleció por la infección en una herida debido a la falta de antibióticos.
"Esa es la situación dramática de nuestro pueblo", recalcó, en el orden material.
El religioso dijo que trata de ayudar a las personas que acuden a su parroquia en busca de medicamentos que no hallan en las farmacias o en los hospitales, a veces para afecciones más simples, como un dolor de cabeza, y otras por enfermedades severas.
En el orden espiritual, señaló que Cuba vive un momento de "mucha desesperanza" y de "hundimiento".
"La sociedad civil en Cuba se siente muy vulnerable y con mucha indefensión. Todas las veces que el pueblo cubano ha intentado hacer algo -ya sabemos que el 11 de julio marcó un antes y un después- la represión ha sido total, los castigos han sido ejemplarizantes", dijo.
En este clima represivo, "la gente tiene miedo", subrayó el sacerdote. "Y el gobierno tiene miedo, porque el gobierno sabe que ha perdido el corazón del pueblo".
"Este momento es de dictadura pura y dura... Es el momento en el cual, evidentemente, hay un gobierno que está sometiendo a un pueblo que no lo quiere", explicó.
El religioso mencionó, además, el déficit de valores que padece la sociedad cubana. "Es muy común el maltrato verbal, la agresividad", dijo.
Sobre el éxodo sin precedentes que ha sufrido la isla en los últimos tres años, con la salida de más de un millón de personas del país, según cifras oficiales, el padre Reyes señaló que esta emigración masiva "no se va a detener".
En una dinámica de grupo, en el primer día de la catequesis, niños de su parroquia, en Esmeralda, Camagüey, "pintaron aviones", cuando se les pidió dibujar lo que quisieran en ese momento. Es el ambiente actual en la isla, dijo el religioso, buscar una respuesta a "cómo me voy" del país.
Según el sacerdote, a raíz de la implementación por parte de Estados Unidos del parole humanitario, las iglesias en Cuba "se han vaciado, sobre todo de jóvenes".
Reyes opinó que el único interés del gobierno cubano es mantenerse en el poder. "El pueblo, que se busque la vida, que sobreviva como pueda, y si protesta y se levanta, lo reprimimos, lo controlamos y le damos un regalito, un poquito de comida, para que se calme, y así vamos apagando los fuegos que van apareciendo".
Sobre el sector privado señaló que las mipymes empoderan a los cubanos, porque les ofrecen medios y posibilidades que el gobierno no da, pero las nuevas medidas económicas han provocado el cierre de muchas de estas pequeñas y medianas empresas, recalcó.
El religioso añadió que algo que le molesta mucho es la "mentira institucionalizada" en Cuba. "Te mienten mirándote a los ojos. Te mienten por la televisión", como con las promesas de pronta mejoría del servicio electroenergético, afirmó.
Sobre la liberación de los presos políticos, Reyes dijo que el objetivo del gobierno es que la Iglesia no se convierta en una voz y, a la vez, evitar el conflicto. A la hora de reclamos concretos, la respuesta de las autoridades es "no".
Reyes dijo no vive con miedo en Cuba. "Llevo años trabajándome la libertad y los miedos. Una de las cosas que fui aprendiendo fue huir hacia adelante", para enfrentar el miedo, dijo.
Agregó que vive fiel a su conciencia. "La libertad tiene mucho de opción.... Todo tiene un precio en esta vida. Hablar tiene un precio, callarse tiene un precio, manifestarse tiene un precio (...), enfrentarse al gobierno tiene un precio; hacerle el juego al gobierno tiene un precio". En su caso, dijo el sacerdote, elige pagar el precio, y asume que "cualquier cosa puede pasar".
Reyes afirmó que se siente respaldado por la Iglesia, en especial por sus laicos.
"Mis comunidades me ayudan, me protegen, y yo sé que rezan por mí". También "mi presbiterio, mis amigos curas, mis amigas monjas", apuntó. Sobre el obispo, señaló que "tiene mucha presión encima: "Toda la guerra que quisieran hacerme a mí, se la hacen a él".
En un evento en Miami, en marzo de este año, Reyes también denunció la presión de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista contra los obispos cubanos "cuando los sacerdotes y las religiosas alzamos la voz”.
El religioso ha sufrido el acoso de la Seguridad del Estado y la difamación por parte de las autoridades en la televisión estatal. Según contó, el jefe del órgano represivo en Esmeralda ha dicho que a él no se puede vender combustible porque es opositor.
Al exilio cubano le pidió rezar, y también, ayudar.
"Yo sueño con una isla que pueda decir ¿cómo te puedo ayudar?, pero de momento, ahora lo que puede hacer es recibir, porque la situación no da para más, y hay personas que viven en una miseria insuperable. Creo que la diáspora puede hacer mucho y, sobre todo, no perder el criterio de que somos el mismo pueblo, y desde situaciones distintas y lugares distintos, tenemos el mismo objetivo, que es la liberación de Cuba de esta dictadura, de esta tiranía, qye ya es demasiado larga", concluyó el sacerdote.
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