El diario El Tiempo asegura que si la fractura en la guerrilla comunista de las FARC era ya inocultable, las dos cartas de tres dirigentes del partido, conocidas este lunes, son una prueba contundente de la crisis dentro de la agrupación izquierdista.
Parece según el diario que la división es entre los fundamentalistas, que siguen en el pasado y hablando del sentido “revolucionario”, y los que dieron el salto definitivo a la política.
Estos últimos están encabezados por el director del partido, Rodrigo Londoño, Timochenko, a quien atacan los cabecillas Joaquín Gómez y Bertulfo Álvarez en carta dirigida a la cumbre de la dirección del partido y en la que se reafirman como dos de los ortodoxos de la FARC.
“La sujeción a la Constitución y a las leyes no significa en absoluto que nosotros debemos defender a capa y espada el orden y la legalidad burguesas; sin embargo, quién lo creyera, algunos de nuestros jefes, como Timo, por ejemplo, se han dedicado a defender el orden burgués con un inesperado y sorprendente celo”, dicen Gómez y Álvarez.
Estos dos exjefes terroristas, conocidos como dos de los más radicales de las antiguas FARC, exhiben su molestia con la posición de Timochenko frente a la captura de Jesús Santrich, el 14 de abril, por supuesta conspiración para enviar cocaína a Estados Unidos.
En ese momento el director del partido FARC les recordó a los exguerrilleros que tras firmar la paz estaban obligados a respetar la Constitución y las leyes. “Es nuestro deber actuar ajustados a ellas. Quien no lo haga debe atenerse a las consecuencias, y ahí difícilmente puede pedírsele solidaridad al partido”, les dijo Timochenko.
En su carta, Gómez y Álvarez califican como “incoherencia” de Timochenko pedir que al senador Álvaro Uribe “se le respetara el debido proceso y el principio de inocencia, mientras que en el caso Santrich, lo que dijo fue, palabras más, palabras menos, que Santrich debería demostrar su inocencia, o sea, que se partía del hecho de que era culpable”.
El diario colombiano apunta que Gómez y Álvarez están a cargo de la reincorporación de excombatientes comunistas en La Guajira (en la zona conocida como Pondores) y sostienen que no asistieron a la cumbre de la dirección del partido por problemas de salud, pero se quejan de supuestas manipulaciones para elegir a los directivos de la FARC y de que se desconoció la voluntad de los guerrilleros. Además, acusan a Pastor Alape –a quien llaman “Pastorcillo”– de nepotismo, y a Carlos Antonio Lozada, de abusar de su condición de senador de la FARC.
Gómez y Álvarez están claramente en la línea dura de Iván Márquez, aunque no se han ido del proceso de paz.
Otra carta que deja ver las diferencias en la cúpula de las FARC proviene de Fabián Ramírez quien asegura que mantiene su compromiso con la paz, pero que la confianza se ha perdido por la captura de Santrich y la supuesta existencia de otras órdenes de captura que lo incluirían.
Ramírez afirma que por su seguridad personal optó “por no ser otra víctima más de la orquestada maniobra sucia, bajo un libreto entregado que han colocado a Marlon Marín (sobrino de Iván Márquez, extraditado a Estados Unidos), para que enlode el nombre” de varios integrantes de la FARC.
Sostuvo que sus apariciones en público han disminuido porque se encuentra “ante un limbo jurídico”.
[Con información de El Tiempo]