El vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas aseguró el 19 de diciembre ante la Asamblea Nacional, que la economía cubana creció un estimado del 1,6 % en el 2017, impulsada por el crecimiento en el turismo y la construcción, tras registrar el año pasado la primera recesión en 23 años.
El también ministro de Economía dijo que este desempeño se logró a pesar del recrudecimiento de la crisis en Venezuela, la situación de las divisas externas, la poca disponibilidad de combustible, el huracán Irma y el retroceso en las relaciones con Estados Unidos, entre otras razones.
Las causales mencionadas por el titular cubano subrayan la dependencia del accionar de la economía cubana de agentes externos o contingencias, y dejan fuera la principal retranca al crecimiento: las suspicacias y caprichos ideológicos que empantanan la necesaria inversión extranjera mientras mantienen un sector privado pequeño, hostigado y deliberadamente primitivo e insisten en mantener como forma principal de gestión la ineficiente y subsidiada empresa estatal.
Por otra parte, si la cifra de crecimiento reportada por Cabrisas es, contra la mayoría de los pronósticos, verídica, mantiene a Cuba durmiendo el sueño eterno del desarrollo. Economistas cubanos como Omar Everleny Pérez han advertido que para poner a la isla en la vía del desarrollo (definido como el aumento persistente del bienestar de una población) se necesitan tasas de crecimiento del 5 al 7 % anual que permitan duplicar el Producto Interno Bruto. De lo contrario continuará el círculo vicioso en el que, sin una inversión extranjera significativa, se destinarán a consumir los recursos necesarios para invertir, "dado que la ineficiencia impide producir muchos productos y hay que importarlos”.
“Con tasas del 2% como las actuales pasarán más de 20 años antes de poder duplicar el PIB”, señaló Pérez al diario español Público
Banderas rojas
Expertos como el economista cubano radicado en Colombia Pavel Vidal, la revista británica The Economist, la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) y la agencia de calificación de créditos Moody’s, han advertido de una u otra manera en los últimos meses sobre el sombrío panorama económico de la isla en el segundo semestre de 2017, y la posibilidad de que terminara de nuevo en recesión o con un crecimiento marginal.
En 2016 el producto interno bruto (PIB) de la isla decreció un 0,9 % y para este año las previsiones oficiales estimaban un crecimiento del 2 %.
Observando las señales de la caída el pasado año Vidal había previsto para este una contracción de hasta -2,9 % en el PIB de la isla. Pero en mayo ajustó su pronóstico negativo a entre -0,3 y -1,4 %, esperando que el efecto en Venezuela de una subida del petróleo permitiera rebotar ingresos claves cubanos.
En agosto, el profesor de la Universidad Javeriana consideró un paso de avance que el primer semestre concluyera con un 1,1% de crecimiento, espoleado principalmente por un aumento de 23 % en las llegadas de turistas, pero mantuvo su pronóstico de recesión (el mismo que incluyó en un informe para la revista Cuba Standard), advirtiendo que el escenario para el segundo semestre “seguía siendo complicado”, con claves en “la dinámica de la construcción, el turismo y la evolución de los vínculos con Venezuela”.
El efecto Trump
En junio el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump proclamó en Miami que cancelaba “con carácter inmediato, el acuerdo totalmente unilateral con Cuba de la pasada administración” de Barack Obama.
En realidad la mayor parte de la apertura de Obama hacia Castro, ejecutada por el demócrata a través de seis minuciosas rondas de enmiendas a las Regulaciones de Control de Activos Cubanos, sobrevivió a la “cancelación inmediata” de Trump.
Solo se eliminaron de las 12 categorías de viajes a la isla autorizadas las visitas individuales; y se vetaron las transacciones con negocios en poder de la casta militar cubana, una lista de alrededor de 180 entidades prohibidas que representan el 21% de los ingresos brutos de la economía cubana (THCG). Los cambios tardarían hasta noviembre en entrar en vigencia.
Trump eximió de los tratos con los militares cubanos a las compañías de cruceros y las aerolíneas estadounidenses. Sin embargo, un factor irritante que fue oportunamente reportado a las autoridades cubanas y que continuó durante meses sin solución ─los sigilosos ataques que afectaron la salud de 24 diplomáticos estadounidenses de la Embajada en Cuba entre noviembre de 2016 y agosto de 2017─ llevó a su administración a adoptar algunas duras respuestas.
El retiro de más del 60 por ciento del personal de la sede diplomática y sus familiares, con las consecuentes limitaciones en las funciones consulares; y una advertencia emitida por el Departamento de Estado sobre los riesgos de viajar a la isla, afectaron la circulación de personas en ambos sentidos.
En la Feria Internacional de Comercio de La Habana este año solo había representadas 13 empresas de EEUU; los intercambios científicos y educacionales se han reducido; y salvo desde Miami, también ha bajado la demanda para viajar a Cuba, aparentemente por la percepción equivocada de que Trump revirtió las relaciones bilaterales al status quo anterior al 17 de diciembre de 2014.
Dos expertos en las relaciones económicas bilaterales, John S. Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba , y Gustavo Arnavat, asesor sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales consideraron en un análisis de las medidas de Trump que estas fueron posibles en parte debido al desaire cubano a las iniciativas de Obama.
“La administración de Obama podría haber permitido más cambios regulatorios, autorizando específicamente la banca corresponsal directa, e importaciones desde Cuba más allá de las de carbón y café”, explicó Kavulich. Por su parte, el gobierno cubano podría haber hecho más para permitir que las iniciativas de la administración Obama tomaran cuerpo, "lo que básicamente no hicieron".
Arnavat estuvo de acuerdo en que "los cubanos pudieron haber sido mucho más creativos, más rápidos y más generosos en la concertación de acuerdos con Estados Unidos". Sin embargo, señaló que Trump no revirtió todas las iniciativas de la administración Obama, y dijo que eso debería significar algún alivio para las compañías estadounidenses, que temían algo mucho peor.
Raúl saca su "ofensiva revolucionaria"
En julio, durante la primera reunión semestral de la Asamblea Nacional, Raúl Castro anunció un nuevo golpe legal al acosado sector privado que procuró impulsar desde 2010 para soltar lastre en el sector estatal.
A principios de agosto entró en vigor una resolución por la cual, de las 201 actividades autorizadas entre 2010 y 2013, cinco desaparecían, y 27 quedaban congeladas “hasta tanto concluya el perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia”.
Entre estas últimas se encontraban dos de las más populares, relacionadas con el alquiler de habitaciones y casas y la gestión de restaurantes y bares. Ambas daban acceso a los cubanos a las divisas de los turistas.
Arrastrados por Venezuela
También en julio se conoció que los envíos de crudo y combustibles de Venezuela a Cuba cayeron casi un 13 por ciento en el primer semestre del año, según documentos de la petrolera estatal PDVSA a los que tuvo acceso la agencia de noticias Reuters.
En total, PDVSA envió a Cuba un promedio de 72.350 barriles por día (bpd) de crudo y productos refinados en la primera mitad del 2017, comparados con un pico de 115.000 bpd en 2008. El grueso de la reducción en los envíos se concentró en el petróleo destinado a las refinerías cubanas, que declinó en un 21 por ciento a 42.310 bpd.
Por otra parte el comercio bilateral con Venezuela, el primer socio comercial de Cuba empezó el 2017 con tendencia a la baja: cayó de $8.500 millones en 2012 a unos $2,200 millones en 2016; Cuba tuvo que gastar el año pasado unos $100 millones para comprar petróleo en el mercado mundial; y los ingresos por servicios profesionales cubanos prestados a Caracas, la primera entrada de divisas de la isla, han ido en declive desde 2013 (Vidal ha explicado que los pagos por estos servicios están vinculados a las entregas de petróleo).En el intercambio de bienes con Cuba, China desplazó del primer lugar a Venezuela en 2016.
Borrón... y nuevos impagos
Paralelamente, después de exitosas renegociaciones de su deuda externa que le abrieron las puertas a créditos frescos, Cuba ha vuelto a acumular impagos, los que según fuentes occidentales consultadas por Reuters en La Habana oscilarían entre $ 800 millones y más de $ 1.000 millones.
En noviembre la secretaria de Estado de Comercio de España, María Luisa Poncela, visitó Cuba, y confesó a la agencia EFE que una de las razones de su visita a la isla era la situación de los impagos a empresas españolas. Según datos de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), el volumen de dichos adeudos alcanzaba los 40 millones de euros (USD 46,6 millones), lo que ha obligado a mantener cerrada dicha línea crediticia hasta que se regularice la situación.
La atribulada constructora brasileña Odebrecht también decidió suspender sus operaciones en la industria azucarera cubana como resultado de impagos incurridos por el monopolio estatal AZCUBA durante casi dos años.
Incluso las exportaciones de China, país que se ha apresurado con Rusia a cubrir la brecha dejada por el enfriamiento con Estados Unidos, se derrumbaron este año, en una nueva señal del empeoramiento de la situación financiera de la isla, que comenzó en 2015 con la crisis económica en Venezuela.
Los envíos desde el país asiático a Cuba cayeron un 29,8 por ciento desde enero a octubre comparadas con igual período de 2016, a unos 1.000 millones de dólares. Las exportaciones chinas alcanzaron un récord de $1.900 millones en 2015, casi un 60 por ciento por encima del promedio anual de la década anterior. El año pasado se redujeron a $1.800 millones .
La oficina comercial de China en La Habana dijo que la caída en 2017 se debía a los problemas de pago de Cuba.
Irma: Llover sobre mojado
En septiembre, mientras la economía de la isla se resentía de falta de liquidez, caídas en las exportaciones y cortes en la ayuda venezolana, llegó el huracán Irma, la tormenta más poderosa que ha azotado a la isla caribeña en más de 80 años, y devastó infraestructuras, colapsó la red eléctrica y dañó cultivos e importantes instalaciones turísticas en la mitad norte del país.
Irma afectó seriamente las metas del turismo, el único sector de la economía cubana que tuvo un crecimiento significativo en el primer semestre de 2017. El 25 de julio, 75 días antes que en 2016, Cuba llegó a los 3 millones de visitantes foráneos, y parecía entonces que sobrecumpliría la meta de llegar a fin de año con 4,7 millones.
Pero el huracán ocasionó serios daños en los instalaciones turísticas de las cayerías del norte de Villa Clara y Ciego de Avila, y redujo en 50 % las llegadas de turistas en septiembre. En octubre el diario británico Daily Telegraph reportó que agencias de viajes online, cadenas hoteleras y los hostales de Airbnb estaban ofreciendo “descuentos masivos” para vacaciones en Cuba en la temporada alta que se iniciaba en noviembre.
A fines del undécimo mes se anunció que se había llegado a 4 millones 200.000 turistas, de una meta de 4 millones 700.000.
Como ha informado en Cubanet el periodista independiente Ernesto Pérez Chang, el nuevo enfriamiento en las relaciones con Estados Unidos también ha frustrado los planes en marcha para hacer frente a un turismo americano de mayor exigencia y que, por ende, generaría mayores ganancias.
El retroceso, señala el autor, representa para la isla la paralización o, en algunos casos, la reformulación de más de un centenar de proyectos de desarrollo turístico, incluidos un complejo de marinas a lo largo de la isla, vinculadas a negocios inmobiliarios y campos de golf.
CEPAL recorta pronóstico
En octubre la CEPAL redujo el pronóstico de crecimiento cubano 2017 de 1 % (agosto) a 0,5 %, lo cual, según el académico oficialista Pedro Monreal significaría en la práctica a fin de año que, “aunque la economía dejaría de estar técnicamente en una recesión, se encontraría en una situación de estancamiento”.
[El organismo ratificó en el último mes del año la predicción en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina: "Después de una contracción de la economía cubana del 0,9% en 2016, la CEPAL proyecta una ligera recuperación del 0,5% en 2017. Este desempeño refleja el balance entre el comportamiento positivo del flujo de turistas hacia el país y el impulso fiscal, contrarrestado parcialmente por el endurecimiento del bloqueo (sic) estadounidense, la difícil situación económica por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela (uno de los principales socios comerciales de Cuba) y los efectos climatológicos extremos sobre la actividad agropecuaria"]
Castro despistado
Faltando tres meses para terminar el año la revista britanica The Economist evaluó la comprometida situación económica cubana.
Mencionando la arremetida de Castro contra los cuentapropistas la publicación señaló que Castro alegó irregularidades e ilegalidades, “sin embargo no admitió que las descabelladas restricciones gubernamentales las hacen inevitables. El gobierno ‘combate la riqueza, no la pobreza’, lamenta un empresario”.
Apuntó el semanario que la contención al capitalismo llegaba en mal momento: “en vísperas de una transición interna de poder y de restricciones de Trump a los viajes a Cuba; en medio de tensiones con EE.UU. por misteriosos ataques contra sus diplomáticos en la isla; en la estela de Irma que colapsó brevemente el sistema energético y cuyas labores de reconstrucción serán dificultadas por un déficit presupuestario que se espera alcance el 12 % del PIB”.
Todo esto, decía la revista, mientras Venezuela, que subsidia la economía de la isla, estaba en peor situación que Cuba.
El huracán y una reducción de las importaciones cifrada para este año en $1.500 millones por el ministro Cabrisas, “condenan el crecimiento del PIB a otro mal año después de la contracción del 0,9 % en 2016”, anticipaba The Economist, y afirmaba que el gobierno no sabía qué hacer.
Créditos: el enfermo está "estable"
En noviembre, complicando los problemas de Cuba para obtener créditos e inversión extranjera la agencia de calificación Moody's cambió la nota crediticia de Cuba de "positiva", a "estable". La calificación cubana Caa2 indica que se trata de un país con una situación económica difícil y que representa riesgos crediticios muy elevados. Aun así, se había mantenido como “positiva” desde 2015
Moody’s justificó la degradación alegando una disminución de las perspectivas de crecimiento en la medida en que se desacelera el acercamiento con Estados Unidos; acceso limitado a financiamiento externo; alta dependencia de las importaciones de bienes; falta de transparencia en losdatos; las reducidas perspectivas de nuevas reformas económicas y los riesgos de la prevista transición política en 2018.
Caballo muerto en la carretera
Si como afirmaba The Economist los dirigentes cubanos han llegado al punto de no saber qué hacer para estimular la economía, consejos no les han faltado, tanto de fuera como de dentro.
Monreal, investigador titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana en la Universidad de La Habana
El académico invoca entonces un refrán de los indios dakotas: “Cuando descubres que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontarse”. Lamenta sin embargo que “personas e instituciones no reconozcan ese ejemplo de sabiduría popular y se empeñen “en utilizar estrategias más ‘avanzadas’, tales como:
– El uso de un látigo más grande para hacer mover al caballo muerto.
– El nombramiento de una comisión para estudiar al caballo.
– Organizar visitas a otros países para ver si en otras culturas montan caballos muertos.
– Bajar los requisitos, de modo que los caballos muertos puedan ser incluidos como vivos.
– Contratar asesores externos que ayuden a montar un caballo muerto.
– Aprovechamiento de varios caballos muertos juntos para aumentar la velocidad.
– Proveer fondos adicionales para aumentar el rendimiento del caballo muerto.
– Y por último, pero ciertamente no menos importante: promocionar al caballo muerto a una posición de liderazgo”.
Si no aparece un huracán en invierno, en abril de 2018 Miguel Díaz-Canel podría sustituir a Raúl Castro en la dirección del país. El tiempo dirá si aplica el proverbio de los dakotas, o se convierte él mismo en más carroña para las auras tiñosas que limpian la memoria histórica.