Los familiares de los manifestantes que fueron condenados por participar en las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba han expresado a Martí Noticias que su realidad cambió desde ese día.
Yanaisi Curbelo vive en La Habana y es madre de Brandon David Becerra Curbelo, uno de los jóvenes que se manifestó en la Esquina de Toyo, en La Habana. Brandon tenía en ese momento 17 años y con esa edad, fue llevado a prisión.
“En mi familia cambió todo, todo, todo. Mi padre era una persona normal, debido a la situación del 11 de julio de 2021, de cuando me llevaron a Brandon David, mi padre sufrió de una crisis de Alzheimer's totalmente. Ya hace dos años de este suceso y mi papá está peor. Mi hija tiene grandes traumas; el más pequeño, a la policía no puede ni verla, yo, más nunca he dormido, hasta eso me quitaron, ¡hasta el sueño!”, afirma Curbelo.
“Es un niño el cual tiene 18 años y no estudia porque le quitaron el derecho al estudio; tiene que trabajar de lunes a sábado por un sueldo de 2000 pesos cubanos, ir obligado a firmar todos los meses, ir a tribunales cada vez que lo citan”, relató la mujer.
Becerra Curbelo fue excarcelado en mayo de 2022 tras aprobarse un cambio de medida y, en este momento, cumple cinco años de prisión domiciliar.
La madre de otro de los detenidos, Carlos Michelena Valdés, condenado a 10 años de cárcel por manifestarse el 11 de julio en la barriada La Güinera, en La Habana, se fue de este mundo sin ver a su hijo libre.
Ana Rosa Valdés falleció en agosto de 2022 y en unas declaraciones a Martí Noticias había confesado: “Yo, francamente, estoy súper destruida, ahora mismo, la presión no me baja del estrés que tengo me he llenado de ronchas porque es en defensa de mi hijo, por una causa injusta”.
Valdés sufrió desde el primer momento el encarcelamiento de su hijo de 33 años en la mayor prisión de la isla, el Combinado del Este, en La Habana.
En Cárdenas, Matanzas, Huhg Pupo Santana, un niño de catorce años extraña a su padre, el prisionero político Samuel Pupo Martínez, con quien hacía sus tareas escolares y compartía gran parte de su tiempo.
Su madre, Yuneisy Santana, aseguró a Martí Noticias que esta separación de ya dos años lo ha afectado mucho psicológicamente y que su hijo está siento atendido por una psicóloga.
Pupo Martínez, de 48 años, estudió Matemáticas y era un hombre de familia, señaló Santana, quien perdió su trabajo en Educación.
“Yo soy licenciada en Ciencias Humanísticas con 21 años de experiencia, en ese momento, cuando sucedió el 11 de julio, no estaba trabajando, cuando me fui a incorporar a Educación, me dijeron que no me aceptaban, que, para aceptarme otra vez, yo tenía que dejar a mi esposo porque yo no era confiable”, explicó la mujer.
En estos momentos Samuel Pupo se encuentra cumpliendo su sentencia de tres años en la prisión de Agüica, en Matanzas.
“Muy devastador, cuando regresamos, ese momento de la separación, de que lo dejas ahí, tras las rejas… no hay palabras para describir eso, por el simple hecho de gritar, porque es que no tiró una piedra, es que no es un asesino, no ha matado a nadie, nada. Pero bueno, aquí estamos, es lo que nos tocó y seguiré”, afirmó Santana.
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