El traslado de migrantes cubanos varados en Panamá en vuelos directos a México fue un ejemplo de coordinación regional, pero hace falta "más", dijo hoy en la capital panameña un alto director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
"Este fenómeno ha mostrado una gran capacidad de coordinación entre los países, pero de ahí para adelante, sentimos desde la OIM que se requiere fortalecer esos mecanismos de coordinación con los países de origen, tránsito y destino para soluciones de más largo plazo", afirmó el director regional de la OIM para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, Marcelo Pisani.
La crisis de los migrantes estalló en noviembre del año pasado cuando Nicaragua decidió cerrar sus fronteras aduciendo razones de seguridad nacional.
Los migrantes se fueron amontonando en Costa Rica y Panamá llegando a ser incluso 8.000 y ambos países tuvieron que acordar con México un operativo especial de traslado en vuelos directos a distintas ciudades mexicanas.
Pero el flujo de migrantes no cesó y ambos países decidieron cerrar sus fronteras. Primero fue Costa Rica en diciembre de 2015 y más tarde Panamá, el pasado 9 de mayo.
"El cierre de fronteras visibiliza un fenómeno que ya venía sucediendo, ahora bien, eso obliga a los países a generar unos esquemas de respuesta", apuntó Pisani durante la XLII Reunión Ordinaria de la Comisión Centroamericana de Directores de Migración (OCAM), que se celebró esta semana en Panamá.
El paso de cubanos por Centroamérica es un fenómeno que ha ido
creciendo los últimos años pero que se ha intensificado con el restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba por el temor a que se elimine la Ley de Ajuste Cubano (1961), que otorga muchas facilidades a sus ciudadanos para conseguir la residencia estadounidense.