Los misteriosos incidentes de salud reportados entre diplomáticos estadounidenses y canadienses en La Habana, conocidos como "Síndrome de La Habana" serán investigados bajo la coordinación de una experimentada diplomática: la embajadora Pamela Spratlen.
La funcionaria fue nombrada el viernes por la administración de Joe Biden y desde su puesto como Asesora Principal del Grupo de Trabajo de Respuesta a Incidentes de Salud (HIRTF) reportará directamente al liderazgo superior del Departamento.
Un comunicado del Departamento de Estado explica que desde su creación en 2018, la HIRTF ha servido como el organismo coordinador para la respuesta del Departamento y entre otras agencias a incidentes de salud inexplicables que "afectaron al personal y dependientes bajo la responsabilidad de seguridad del Jefe de Misión, incluida la identificación y el tratamiento del personal y familiares afectados; investigación y mitigación de riesgos; mensajería; y divulgación diplomática".
El comunicado con el anuncio del nombramiento asegura que se trata de una experimentada funcionaria con casi 30 años de carrera en el Servicio Exterior, que ha fungido como Asesora Principal de la Oficina del Inspector General en la División de Inspecciones del Departamento de Estado, ha sido embajadora de Estados Unidos en Uzbekistán de 2015 a 2018 y embajadora de la República de Kirguistán (Kirguistán) de 2011 a 2014. También se ha desempeñado como Jefa Adjunta de Misión en la Embajada de los Estados Unidos en Kazajstán (2009-2011).
“La selección de la Embajadora Spratlen nos ayudará a avanzar para abordar este problema dondequiera que afecte al personal del Departamento y sus familias. Ella agilizará nuestros esfuerzos de coordinación con la comunidad interinstitucional y reafirmará nuestro compromiso de asegurarnos de que los afectados reciban la atención y el tratamiento que necesitan", declaró el Secretario de Estado Antony Blinken.
Días atrás, Kimberly Breier, quien fue Subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental desde octubre de 2018 hasta agosto de 2019, sugirió que el punto de partida de cualquier conversación sobre la política de Estados Unidos hacia Cuba es el misterio aún sin resolver de cómo 26 diplomáticos estadounidenses resultaron dañados en La Habana en 2016 y 2017.