El lunes 20 de julio del 2015 la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana anunció su conversión en embajada en un comunicado. La bandera de EEUU no se izó hasta la ceremonia formal que encabezó el Secretario de Estado, John Kerry en agosto de ese mismo año.
El Gobierno de Cuba se refirió todos estos años al edificio inaugurado en 1953 como "la SINA" por las siglas de Sección de Intereses de Norteamérica. Con el gradual deshielo entre los dos Gobiernos, y la bandera de las barras y las estrellas ondeando en el Malecón habanero, la emblemática estructura volvió a ser para los cubanos simplemente "la embajada americana".
Numerosas personas se concentraron en los alrededores de la embajada, detrás de barreras de seguridad, muchas de ellas portando banderitas de ambos países. Entre los invitados a la ceremonia en la embajada estuvieron las personalidades que han apoyado el acercamiento entre ambos países.
En el discurso inaugural el 14 de agosto de 2015, el Secretario de Estado reconoció:
"Permítanme ser muy claro: El establecimiento de relaciones diplomáticas normales no es algo que un Gobierno hace como un favor a otro; es algo que dos países emprenden conjuntamente cuando los ciudadanos de ambos países se van a beneficiar. Y, en este caso, la reapertura de nuestras embajadas es importante en dos niveles: de pueblo a pueblo, y de Gobierno a Gobierno.
Primeramente, creemos que es útil para nuestras naciones aprender más una de la otra, conocernos más. Es por eso que nos entusiasma que los viajes de Estados Unidos a Cuba se hayan incrementado 35% desde enero y continúen aumentando. Nos alienta que cada vez más compañías estén explorando aquí proyectos comerciales que crearán oportunidades para el creciente número de emprendedores cubanos; y nos entusiasma también que las firmas de Estados Unidos estén interesadas en ayudar a Cuba a expandir sus telecomunicaciones y sus conexiones a internet, y que el Gobierno aquí haya prometido recientemente crear decenas de puntos más baratos de Wi-Fi.
También queremos reconocer el papel especial que la comunidad cubanoamericana está desempeñando para establecer una nueva relación entre nuestros países. Y, de hecho, tenemos hoy con nosotros a representantes de esa comunidad, de los cuales algunos nacieron aquí y otros en Estados Unidos. Con sus fuertes lazos culturales y familiares, ellos pueden aportar mucho al espíritu de cooperación bilateral y progreso que deseamos crear, del mismo modo que han aportado mucho a sus comunidades en su país adoptivo.
La restauración de lazos diplomáticos también hará más fácil la cooperación entre nuestros Gobiernos. Somos, después de todo, vecinos; y los vecinos siempre tienen muchas cosas que discutir en áreas como la aviación civil, política migratoria, preparación para desastres; protección del medio ambiente marino, cambio climático global y otros asuntos más difíciles y complicados. Tener relaciones normales facilitará que conversemos y el diálogo puede profundizar la comprensión, aun cuando sabemos muy bien que no estaremos de acuerdo en todo."
Un poco de historia...
El edificio formó parte de una serie de embajadas diseñadas por prominentes arquitectos de la época a petición del Departamento de Estado, tras la Segunda Guerra Mundial. El clima de posguerra definió el estilo modernista del proyecto, destinado a inspirar al mundo a seguir a Estados Unidos en la búsqueda de la prosperidad.
Solo ocho años pudo disfrutar el cuerpo diplomático estadounidense la nueva embajada frente al litoral habanero. En enero de 1961, el presidente Dwight D. Eisenhower rompió relaciones con el régimen de Fidel Castro, tras acusaciones de que la embajada era usada como base de espionaje.
El personal diplomático de Suiza quedó, entonces, encargado de salvaguardar la estructura. La agencia Swissinfo recordó cómo el embajador suizo Emil Anton Stadelhofer tuvo que esforzarse entre 1963 y 1964 para impedir que Fidel Castro convirtiera el edificio en sede del Ministerio de la Pesca.
En junio de 1977, como parte de un acercamiento con el Gobierno de Cuba del presidente Jimmy Carter, la antigua embajada fue reabierta como Sección de Intereses de Estados Unidos, bajo protectorado de la embajada suiza. Asimismo, la que fuera embajada de Cuba en Washington reabrió como Sección de Intereses de Cuba, bajo la protección de la embajada de Checoeslovaquia.
Retomó su caracter de embajada después de 38 años de haber funcionado como Oficina de Intereses.
Escenario de la guerra fría
El edificio ha sido en estos años una especie de imán de los resentimientos del régimen castrista contra Estados Unidos. Un batallón especial de la PNR se encarga de la custodia de la sede diplomática. El 19 de abril de 1980, frescos aún los sucesos de la Embajada del Perú, Fidel Castro encabezó la primera de sus llamadas "marchas combatientes" ante la misión.
El 2 de mayo de ese año, unas 700 personas se congregaron frente al edificio para preguntar por su salida del país. Una famosa filmación muestra cómo individuos armados con palos reprimen a golpes a las personas que intentaban entrar. Según varias fuentes, los represores fueron reclutados por el régimen en escuelas y centros de trabajo. La Sección abrió las puertas a unos 300 a 400 de los congregados para librarles de la golpiza.
Las “marchas combatientes” se reactivaron en 2000 para reclamar la devolución a Cuba del balserito Elián González, encomendado a sus familiares en Miami luego de que su madre pereciera en el mar. Ese año el Gobierno de la isla ordenó construir en los terrenos aledaños a la sede del antiguo parque 4 de Julio (un homenaje a la Independencia de Estados Unidos), la llamada Tribuna Antiimperialista.
En la Navidad del 2004, bajo la Administración del presidente George W. Bush y siendo jefe de misión James Cason, se colocó en el exterior del edificio, entre los adornos navideños, un visible número 75, en alusión a los 75 opositores y periodistas independientes encarcelados durante la ola represiva de marzo del 2003 conocida como "Primavera Negra". En 2006 se desplegó en los pisos superiores de la Sección un cartel electrónico que presentaba en español noticias y mensajes sobre los Derechos Humanos y otros temas, censurados en la isla. El Gobierno cubano no demoró en instalar 130 astas con banderas negras para bloquear la visibilidad de los mensajes.
La instalación diplomática se encuentra fuertemente custodiada en su perímetro por guardias cubanos y sólo se permite el acceso después de varios controles, algo que Washington ha tratado de cambiar en sus recientes negociaciones con La Habana. Ni siquiera los transeúntes pueden caminar por la acera que rodea a la estructura.
Un parque cercano a la embajada, en la confluencia de las calles Calzada y K, frente a la antigua funeraria Rivero, se ha hecho famoso por la cantidad de cubanos que diariamente se reúnen allí en espera de ser entrevistados para visas de visita temporal o para emigrar a Estados Unidos. La carga emocional que allí se concentra ha hecho que se le conozca como "el Parque de los Lamentos" o "de los Suspiros".