La angustia de la prisión se agrava para las mujeres embarazadas, que, a la fragilidad de su estado, tienen que añadir la insalubridad, la falta de ventilación y de una alimentación adecuada en las prisiones cubanas.
La presa política Yanet Pérez Quevedo, embarazada de pocos meses en la cárcel camagüeyana Kilo 5, denunció en una llamada telefónica grabada y divulgada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, la precariedad en la que transcurre su preñez.
“En esta área materna, tenemos tremendas malas condiciones. La lavadora está rota, el fogón de gas está roto. Tenemos nada más que un frío [refrigerador], un televisor. Hay nada más que tres ventiladores y no sirven. A Yanisa, una embarazada de 23 años, la tienen viviendo en un cuarto donde no tiene agua, no tiene corriente”. dijo Pérez Quevedo.
Las salas materno infantiles habilitadas en algunos establecimientos penitenciarios para mujeres carecen de las condiciones mínimas de higiene.
“Al lado del área materna hay un basurero, donde se meten las cucarachas, las hormigas, los alacranes. Está todo puerco (sucio), no hay condiciones para nosotros”, señaló la presa política.
Tampoco las embarazadas reciben el tratamiento médico ni la alimentación que requieren.
“Me han llevado al hospital dos veces, pero no me han hecho nada”, relató Pérez Quevedo.
Al respecto, Raúl Enrique Medina, responsable de Comunicaciones del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas, dijo a Martí Noticias que la institución ha documentado “la escasez de alimentos y medicinas, la falta de atención médica oportuna y los maltratos directos como algunas de las situaciones que enfrentan las gestantes reclusas en Cuba”.
“Aunque el Estado está obligado a garantizar las condiciones mínimas indispensables a las gestantes privadas de libertad, eso, generalmente, no se cumple. Muchas de estas mujeres que, embarazadas, permanecen en prisión, no tienen acceso a medicinas especializadas, no tienen acceso a dietas que necesitan para el normal desarrollo del bebé y además sufren maltratos, lo mismo de funcionarios de prisiones como de otras reclusas”, dijo.
Medina subrayó que, en el caso de las prisioneras por motivos políticos que están embarazadas, la discriminación ideológica acentúa su vulnerabilidad debido al tratamiento que reciben de las autoridades, que las pone en riesgo psicológico y físico.
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