Bajo el título “Partos Rotos” un grupo de periodistas y activistas cubanas han realizado un trabajo investigativo sobre una de las formas de violencia contra la mujer menos conocida, pero no por ello menos común: la violencia obstétrica que, en Cuba, dadas las condiciones sociopolíticas y económicas, alcanza proporciones alarmantes, según los testimonios de más de 500 mujeres recogidos por las investigadoras.
Darcy Borrero Batista, periodista y activista residente en Miami, y una de las promotoras de este estudio, dijo en conversación con Radio Martí que el trabajo viene desarrollándose desde hace varios meses.
Como explica en un artículo otra de las periodistas involucradas en esta investigación, Claudia Padrón Cueto, para este proyecto fueron distribuidos 514 cuestionarios, que detallan partos en la isla desde los años 60 hasta el año 2021 y el 82% de las respuestas son de los últimos 21 años. El 80% de las mujeres preguntadas se concentraron en tres provincias: La Habana, Camagüey y Pinar del Río.
Borrero Batista dijo a Radio Martí que en el estudio trabajaron "de modo colaborativo varias periodistas cubanas (...) algunas lamentablemente no pueden exponer su nombre ni firmar los trabajos porque están asediadas prácticamente por la Seguridad del Estado, sin embargo, participaron muy activamente”.
En su opinión este trabajo revela "no sólo casos extraordinarios en que las afectaciones llegan luego al bebé […] y al niño una vez que crece; o sea, no sólo hablamos de violencia en términos físicos y a largo plazo, sino de maltratos cotidianos que se vuelven parte del tratamiento del personal médico”.
“Lo importante de esta investigación, no es sólo que se hayan recogido más de 500 testimonios, si no que abre la puerta a este debate, que es una investigación en curso porque, a raíz de estos más de 500 (testimonios) con la publicación misma de la página web de este especial sobre violencia ginecobstétrica en Cuba, nos han llegado nuevos testimonios”, apuntó.
Borrero Batista indicó además que uno de los aspectos más importantes del trabajo es el de constatar la existencia de “patrones de violencia ginecobstétrica que dan cuenta de un proceso sistemático y sistémico que es más complejo de lo que pensábamos; que no es que ocurre aisladamente a una mujer, si no que es todo un sistema que está diseñado de una forma que termina generando e incluso propiciando la violencia contra estas mujeres en un momento tan determinante de la vida como es el alumbramiento”, concluyó Borrero Batista.
Una de las conclusiones de esta investigación es que muchas madres recuerdan el día en que dieron a luz "como un episodio traumático, donde fueron violentadas, ignoradas y maltratadas".
"Cientos de mujeres confirmaron que hay un panorama de violencia hacia ellas dentro del sistema de salud. Un 41% afirmó haber sufrido algún episodio de violencia verbal o psicológica, mientras que otro 17% no se consideró víctima de este tipo de violencia aunque describió haber padecido prácticas que sí son consideradas violencia obstétrica. Esto es una evidencia que apunta a que las mujeres han naturalizado ser maltratadas como un proceso indisoluble del acto de dar a luz y que no reciben la información sobre qué es un parto humanizado y/o cuáles son sus derechos. La obstétrica no solo es una de las violencias más invisibilizadas, sino también una de las más naturalizadas", indicó Padrón Cueto.
Otro de los hallazgos de la investigación es que "las manifestaciones más comunes de maltratos fueron: ignorar a las embarazadas y no atender a sus pedidos, negarles servicios como el uso de analgésicos, y no llamarlas por su nombre sino por calificativos que ellas consideraban ofensivos o irrespetuosos (negra, gorda, etc). Gritarles, culparlas por algún inconveniente y hablarles de modo grosero también son episodios frecuentes".
(La entrevista a Darcy Borrero Batista fue realizada por Ariane González para Radio Martí)