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Entre el miedo, la fiebre y el abandono estatal, cubanos enfrentan la crisis sanitaria


Hospital Provincial de Guantánamo, "Dr. Agostinho Neto".
Hospital Provincial de Guantánamo, "Dr. Agostinho Neto".

Sumario

  • Afectados por una crisis sanitaria que algunos comparan con la pandemia de Covid-19, cubanos denuncian el colapso del sistema de salud pública y la ausencia de recursos estatales.
  • "Ya no hay reactivos ni médicos para hacer análisis. En mi edificio, de diez apartamentos, en siete estamos enfermos. Esto nunca lo había visto”.
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La crisis epidemiológica que vive Cuba se agrava día a día, dejando al descubierto el colapso del sistema de salud pública y el sufrimiento de miles de ciudadanos afectados por la propagación simultánea de los virus del dengue, chikungunya y oropouche.

A pesar de los intentos del régimen por minimizar las cifras, testimonios llegados a Martí Noticias confirman un escenario alarmante de enfermedad, desatención y escasez de medicamentos.

El comunicador independiente Adelth Bonne, colaborador del medio Cubanet, relató desde La Habana la gravedad de su experiencia con el virus.

“Yo me enfermé el 24 de octubre. Empecé con fiebre altísima, dolor de cabeza y escalofríos. La fiebre me llegó a cuarenta y medio, nunca había tenido algo así. Estuve tres días sin poder moverme, me dolían los tobillos, las manos y el cuello. Los vecinos tuvieron que ayudarme a bajar la escalera porque no podía caminar”.

Bonne denunció que la mayoría de los cubanos se están automedicando ante la falta de médicos y medicinas: “Nos estamos automedicando y autodiagnosticando, porque el régimen no pone medicamentos a disposición del pueblo. Ya no hay reactivos ni médicos para hacer análisis. En mi edificio, de diez apartamentos, siete estamos enfermos. Esto nunca lo había visto, todo el mundo está cayendo como moscas”.

La habanera Marta Domínguez, madre del preso político Jorge Bello, vive una situación similar: “Llevo casi un mes con el virus. Un día amanezco bien, al otro no puedo ni moverme. Hoy no puedo cerrar las manos, ni levantar los pies sin ayuda. Aquí en el barrio todo el mundo está enfermo y nadie fumiga. A salud pública no le importa nada”.

Ambos testimonios coinciden en la falta de atención estatal al problema, lo que favorece la expansión masiva de la enfermedad.

“Esto es un caos total, yo nunca había visto el panorama que hay dentro de Cuba ahora mismo, y esto está peor que cuando el COVID”, aseguró Bonne, quien afirmó que incluso hay personas falleciendo por complicaciones del virus.

Según datos del Ministerio de Salud Pública de Cuba, más de 20 mil casos de chikungunya se han reportado oficialmente, aunque organizaciones independientes y reportes ciudadanos aseguran que la cifra real es mucho mayor. Las provincias más afectadas son La Habana, Camagüey, Cienfuegos, Artemisa y Villa Clara.

La viceministra Carilda Peña García reconoció en la televisión estatal que el país atraviesa “una situación epidemiológica compleja por la circulación simultánea de arbovirosis”, aunque insistió en que la atención médica se concentra en el dengue, con el serotipo 4.

Un informe reciente de la Cruz Roja de Cuba alerta que las intensas lluvias provocadas por el huracán Melissa y el agua estancada han agravado la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, mientras el 70% de los medicamentos esenciales continúan en falta.

Asimismo, el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) denunció que el sistema hospitalario está colapsado en varias provincias debido a la escasez de insumos médicos básicos, analgésicos, antipiréticos y reactivos de laboratorio.

En redes sociales, los cubanos denuncian que no existen controles epidemiológicos efectivos ni campañas de fumigación.

“La Habana está repleta de personas enfermas. No hay pruebas, ni pesquizas, ni médicos disponibles. Muchísima gente no puede ni moverse para ir al policlínico”, escribió la ciudadana Ismari Palomino.

Aunque el régimen reconoció tres muertes por dengue en octubre, varias denuncias apuntan a que el número real de fallecidos sería considerablemente mayor. La combinación de epidemias, escasez de medicinas y el deterioro de la infraestructura sanitaria tras el paso del huracán ha dejado a Cuba sumida en una de las peores crisis sanitarias de los últimos años, con una población desprotegida que sobrevive entre el miedo, la fiebre y el abandono estatal.

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