El economista cubanoamericano Carmelo Mesa-Lago asegura que Cuba se enfrenta hoy día al escenario de una tormenta perfecta, dada por la crisis sanitaria y económica generada a nivel mundial por la pandemia, y señala que las medidas tomadas por las autoridades cubanas han sido “insuficientes, vagas y tímidas para enfrentar la crisis más seria desde los años 90”.
El profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, en un reciente análisis publicado por la revista Convivencia menciona un conjunto de acciones esenciales que ayudarían a Cuba a salir de la crisis actual, entre ellas:
- aumentar la producción agrícola
- autorizar a todos los productores a que determinen qué sembrar, a quién vender y fijar los precios con base a la oferta y la demanda.
- eliminar el sistema de acopio
- expandir el sector no estatal, particularmente el trabajo por cuenta propia y microempresas que fue muy dinámico antes de covid-19 y será esencial en la recuperación
- creación de empleo productivo y eliminación del empleo innecesario estatal.
- autorizar a los profesionales a trabajar por cuenta propia y eliminar las barreras en el sector no estatal
- aprobar más cooperativas de producción no agrícolas y de servicios
- establecer mercados mayoristas para suministrar insumos a todos en el sector no estatal
- establecer bancos—incluyendo extranjeros—que provean microcrédito
- permitir al sector no estatal importar y exportar directamente
- eliminar los impuestos más gravosos al sector no estatal
- -imponer el impuesto a las ganancias en vez de al ingreso bruto y permitir la completa deducción de gastos
- empoderar a una asociación independiente de microempresas (PYMES) para negociar condiciones con el gobierno y envolverse en la legislación pertinente
- crear una vía para denunciar a funcionarios estatales corruptos que cobran sobornos a los trabajadores del sector no estatal
- autorizar a las compañías extranjeras contratar y pagar directamente a todos sus trabajadores
- aprobar la inversión de capital extranjero (incluyendo a los cubanos en el exterior) en todos los sectores económicos, así como en las microempresas y cooperativas de producción no agrícolas y de servicios
- la unificación monetaria
- una reforma global de los precios
Entre las causas para este desastre económico que podría repetir las duras condiciones del período especial el experto cita: la continuación del modelo de planificación central, la crisis de Venezuela y el consiguiente recorte de sus ventajosas relaciones económicas con Cuba, las sanciones impuestas por la Administración de Donald Trump que han reforzado el embargo de EEUU y la pandemia del COVID-19.
“La relación económica de Venezuela con Cuba que alcanzó su cúspide en 2012-2013 con 16.000 millones de dólares, había disminuido a la mitad en 2018, en relación al PIB la contracción fue de un 22% a un 8% y dicho descenso continuó en 2019”, apunta el profesor que ha sido candidato al Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales.
El reconocido catedrático también evalúa el reforzamiento de las sanciones impuestas por Washington, que buscan presionar a La Habana por el respaldo al régimen de Nicolás Maduro. A su juicio estas medidas entre otras consecuencias han paralizado la inversión extranjera, reducido el turismo y endurecido las multas a entidades financieras hacen transacciones con Cuba.
Mesa Lago estima que tan sólo las caídas del turismo y las remesas proyectadas para 2020 equivalen a 5% del PIB de 2019 (2.000 millones de dólares de pérdida en el turismo y 1.000 millones de dólares por concepto de remesas).
Además alerta que la caída del volumen del comercio mundial menguará entre 13% y 32% en 2020 afectará duramente a Cuba, pues es un país muy dependiente del sector externo en cuanto a comercio y turismo.
“Las importaciones habían mermado en 18% entre 2011 y 2018 y el gobierno ha anunciado otro descenso en 2020; por otra parte, las exportaciones que habían descendido 60% en dicho período (ONEI, 2012 a 2019), bajarán aún más en 2020 por caídas en la producción de níquel y azúcar (ambas agravadas por las caídas en su precio mundial por la recesión global), así como de puros (se proyecta una reducción entre 15% y 20%) y de productos farmacéuticos (cuya producción ya estaba cayendo desde 2016)”, calcula Mesa-Lago.
El experto descarta la posibilidad de que Cuba implemente un paquete de rescate interno para reactivar la economía como han hecho numerosos países pues carece de recursos para financiarlo.
“Una substancial impresión monetaria combinada con la escasez generalizada de bienes existente, provocaría una fuerte inflación que desestabilizaría aún más las finanzas del país y dispararía los precios que ya son altos frente a salarios y pensiones que se han devaluado sin recuperar el nivel de 1989, incluso con los incrementos otorgados en 2019. Una emisión de deuda a corto plazo por el Banco Central para financiar dicho paquete es también difícil porque ya es muy alta; podría emitirse deuda a largo plazo, pero este rescate en pesos está limitado porque la moneda cubana no es, por lo cual es poco lo que pueden hacer las empresas con este tipo de financiamiento”, indica el autor.
Para conseguir ayuda financiera internacional el panorama también es difícil pues Cuba no es miembro del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional ni del Banco Interamericano de Desarrollo. Además no cumplió lo compromisos financieros en 2019 cuando falló el pago de 33 millones de dólares de la deuda reestructurada con el Club de París.
Por otra parte analiza que las probabilidades de que el medio de la recesión global, Rusia o China reemplacen a Venezuela o den préstamos billonarios a Cuba es virtualmente nula.
El economista evalúa que en esta crisis Cuba tampoco ha seguido las recomendaciones propuestas por organismos regionales como suspender el pago de impuestos especialmente para el sector no estatal, suspender el pago de tarifas de electricidad, gas y agua, ofrecer préstamos subsidiados o créditos para ayudar a las empresas a mantener empleo, entre otras.
La CEPAL y el BID recomiendan expandir la asistencia social para proteger a los grupos vulnerables, y a los hogares más necesitados y afectados por la crisis mediante una transferencia universal y temporal y distribución de alimentos, medidas que en Cuba se hacen imposibles debido a la crisis y la falta de recursos.