Después de renunciar el domingo a la presidencia de Bolivia, Evo Morales dijo que los líderes de la oposición deben pacificar el país y garantizar la estabilidad política, pero al mismo tiempo llamó a sus partidarios a continuar la lucha.
Actos vandálicos sacudieron varias ciudades, sobre todo La Paz y El Alto, contigua a la capital. Turbas sembraron el terror en las calles, saquearon comercios, incendiaron viviendas y quemaron el estacionamiento de los autobuses PumaKatari, reportó el diario La Razón, de La Paz.
De acuerdo con la emisora boliviana Radio Panamericana, vecinos de la capital denunciaron que los actos vandálicos en las calles eran cometidos mayormente por simpatizantes del partido Movimiento al Socialismo (MAS), que encabeza el ex presidente Morales.
La situación para designar un sucesor de Morales se tornó aún más difícil por el hecho de que con él renunciaron los que, de acuerdo con la Constitución, deberían asumir el puesto interinamente en una situación de crisis.
En ausencia del presidente del Senado, segundo en la línea de sucesión después del vicepresidente, la segunda vicepresidenta de esa Cámara, Jeanine Añez, dijo estar dispuesta a ocupar la presidencia provisionalmente para convocar elecciones lo antes posible.
En conversación con los periodistas transmitida por Radio Panamericana, Añez declaró que los bolivianos aspiran a tener un nuevo presidente a más tardar el 22 de enero. La senadora declaró que está dispuesta a asumir la presidencia del Senado, lo cual sería el primer paso para una presidencia interina del país, y convocó a sesiones de la Asamblea el martes y el miércoles en busca de soluciones pacíficas a la crisis.
El ex presidente Carlos Mesa, que aspiraba nuevamente al cargo en las elecciones descartadas por la OEA, les pidió el lunes a los dirigentes del oficialista MAS facilitar la sucesión tras la renuncia de Morales.
Morales les exigió a Mesa y al líder opositor Luis Fernando Camacho “que asuman su responsabilidad de pacificar el país” y de garantizar la estabilidad política, pero al mismo tiempo les dijo a sus partidarios que “la lucha continúa”.
La mañana del lunes presentó su renuncia el jefe de la Policía boliviana, el comandante Yuri Calderón. Lo hizo a solicitud del Estado Mayor del cuerpo policial, según dijo al diario La Razón el vocero Ruddy Uría.
Las primeras órdenes de la jefatura provisional que sustituyó a Calderón fueron enviar 100 agentes en vehículos antimotines a las zonas más afectadas por los saqueos, las barricadas y los incendios en el sur de la capital y en El Alto.
La Organización de los Estados Americanos (OEA), a cuya auditoría de las elecciones se deben las denuncias de un fraude organizado por el oficialismo, reclamó que los legisladores del MAS acudan urgentemente al Parlamento y contribuyan a darle una salida constitucional a la crisis.
“Es importante que la justicia continúe investigando las responsabilidades existentes respecto a la comisión de delitos vinculados al proceso electoral […] hasta las últimas consecuencias”, dice el comunicado oficial de la OEA.
El Ejército no salió a las calles el domingo después que se conoció la renuncia de Morales, y ha preferido mantenerse al margen del debate político.
Sin embargo, los regímenes de Cuba y Venezuela han condenado lo que llaman "un golpe de Estado" contra Morales. Los críticos del ex presidente argumentan que fue él quien violó el orden constitucional al no acatar el Artículo 168, según el cual un mandatario boliviano no puede ocupar la presidencia más de dos períodos consecutivos.
Morales había cumplido ya su tercer período, y en estas elecciones aspiraba a un cuarto mandato, aunque los bolivianos habían dicho en un referendo en el 2016 que estaban en contra de otra reelección.
La OEA anunció que celebrará el martes una sesión extraordinaria para analizar la situación en Bolivia.
Con información de EFE, AP, redes sociales y la prensa boliviana