La actual zafra azucarera en Cuba arrancó en el mes de diciembre del 2023 con la participación de sólo 25 ingenios, muchos de ellos en reparación, según fuentes oficiales, y con la aspiración de lograr 350 mil toneladas métricas de azúcar.
El portal oficialista Cubadebate afirmó este lunes que todos los sectores económicos "crecieron" en la isla con respecto a 2022, “excepto, entre otros, la industria azucarera”, basándose en las cifras publicadas por la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
“La sociedad cubana está convaleciente de racionalidad económica y política”, dijo este martes, en conversación con Martí Noticias AM desde La Habana, el economista Orlando Freire Santana.
“La racionalidad económica plantea que se debería invertir en sectores como la industria azucarera, con una tradición importante en el país, porque el azúcar que se produce va directamente a la canasta básica de los hogares cubanos”, subrayó el también escritor y columnista del portal independiente Cubanet.
Sin embargo, la industria azucarera cubana, que fue por décadas la locomotora de la economía nacional, ha visto desde los años 90 el desmantelamiento de unos 100 centrales y toda la infraestructura, incluyendo un profundo impacto social con la pérdida de aproximadamente 100 mil empleos.
En la isla, dijo Freire Santana, "se impone la política, haciendo que las inversiones sean para el sector del turismo, una inversión que no está dando los frutos que ellos esperaban”.
El experto explicó que igual sucede con el sector de la agricultura, donde no se invierte como se debería, un renglón importante para satisfacer gran parte de la canasta básica normada, los alimentos que se distribuyen por la libreta de racionamiento.
“De ahí que el país tenga que importar la mayoría de los alimentos, convirtindose todo en una cadena y en un círculo vicioso”, acotó.
Añadió que “la mayoría de los sectores en Cuba, incluidos el azucarero y el del transporte, carecen de inversiones", y el estado "no cuenta con el presupuesto y recursos" para su mantenimiento y desarrollo.
“La inversión extranjera tampoco fluctúa como debe ser, porque muchos potenciales inversores ven con cierta incertidumbre la posibilidad de intervenir en Cuba”, un país donde no existen las garantías legales necesarias, enfatizó.
“El país es un riesgo para la inversión foránea, porque la voluntad política está, como dije al inicio , por encima de la institucionalidad, lo que conlleva a que todo sea muy difícil”, concluyó el economista.
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