El artista cubano Hamlet Lavastida salió de Cuba este sábado rumbo a Polonia junto a su pareja, la poetisa y activista Katherine Bisquet, tras casi tres meses encarcelado en la isla, informaron fuentes familiares al diario independiente 14ymedio y confirmó más tarde Bisquet en su cuenta de Facebook.
"Hamlet Lavastida ha sido liberado a cambio de nuestro exilio. Si ha llegado este momento y están leyendo esta nota, es porque justo ahora Hamlet Lavastida y yo acabamos de pisar el espacio Schengen. Hemos tomado la precaución de hacer pública nuestra situación a estas alturas (literalmente) por nuestra seguridad personal. La policía política nos impuso el exilio de ambos como única opción para la excarcelación de Hamlet", escribió Bisquet.
Toda la operación de destierro de los artistas fue realizada en el mayor secretismo, explicó la poetisa, y de acuerdo con lo que las autoridades del régimen llamaron "racionalidad política".
"Hamlet Lavastida ha sido conducido por la Seguridad del Estado directamente al aeropuerto José Martí en horas de la tarde de este sábado 25 de septiembre, desde una casa de protocolo en la que se encontraba aislado desde el día 20 de septiembre y de la cual desconoce su ubicación, ya que fue transportado a ese lugar con la cabeza entre sus piernas. Así mismo, yo también he sido trasladada por la Seguridad del Estado hacia el aeropuerto José Martí desde mi renta en Centro Habana, sin tener la posibilidad de que mi padre y familia me llevaran y me despidiesen", detalló.
El diseñador gráfico y amigo de Lavastida, Julio Llópiz-Casal, dijo este domingo a Radio Televisión Martí que la noticia no lo tomó por sorpresa.
"Era algo que realmente me esperaba; mi instinto siempre me llevó a pensar que eso era lo que ellos querían. El hostigamiento de Hamlet tuvo que ver también con hostigar y devastar sentimentalmente a Katherine Bisquet, de paso, para poder salir de dos figuras de disenso de un solo golpe, matar dos pájaros de un tiro. Por eso es que la noticia no me sorprende, llevo unos cuantos días sintiendo que algo así era lo que iba a suceder", señaló.
El artista dijo tener sentimientos encontrados "muy duros" sobre la liberación de Lavastida.
"Por un lado, me da alegría que Hamlet no esté ya preso, de que esté cerca de Katherine, de que vaya a llegar a un medio en el que sé que se mueve como pez en el agua. El necesita buenas sensaciones después de todo lo que ha pasado. Por otro lado, es impotente, terrible, sentir algo que por años, yo por lo menos, solamente había experimentado leyendo sobre la historia, los destierros, José María Heredia, Félix Varela, en fin... Estoy viviendo ahora, con una persona que conozco, que es mi amigo, que le han hecho esta jugarreta macabra y diabólica de presionarlo hasta ese punto, tenerlo encarcelado y obligarlo, para tener su libertad, que abnadone Cuba sin discusión. Eso me parece terrible", concluyó.
Lavastida, de 38 años de edad, es egresado de la Academia de Artes de San Alejandro y del Instituto Superior de Arte. Fue detenido el 26 de junio pasado, tras regresar al país al terminar una residencia artística en la galería Künstlerhaus Bethanien, de Berlín.
Cumplió una cuarentena obligatoria bajo custodia del Estado y luego fue conducido al Centro de Instrucción de la Seguridad del Estado conocido como Villa Marista. Amnistía Internacional lo declaró Prisionero de Conciencia.
Lo acusaban de “incitación a la rebelión” e “instigación a delinquir” y era considerado por las autoridades cubanas como un "presunto terrorista" por lo que lo mantenían en prisión provisional, según declaró Bisquet con anterioridad.
La artista describió en Facebook los meses de acoso e intimidación vividos durante la detención de Lavastida, que culminó con su destierro.
"Desde el comienzo de su insólita detención, y durante los 90 días que permaneció en privación de su libertad bajo un proceso de investigación infundado, yo, Katherine Bisquet, escritora y activista, he sido blanco de acoso, coacción, privación ilegal de libertad (prisión domiciliaria por 65 días), tortura psicológica, detenciones ilegales y amenazas de procesamiento por parte de la Seguridad del Estado. Pero sobre todo he sido víctima del chantaje a través del cual el poder me hacía saber que, cada día que transcurría sin que yo consiguiera una visa, representaba un día más de cárcel para Hamlet. Mi salida del país era la moneda de cambio para su liberación", afirmó.
Bisquet añadió que a esa misma presión y chantaje estuvieron sometidas varias personas allegadas a Lavastida, tanto familiares como amigos.
"Algo ha logrado la Seguridad del Estado, y es que en este reducido, incivilizado y precario espacio en el que inevitablemente tenemos que coexistir, normalizamos y asimilamos la represión de manera natural. Ya no de manera pasiva, sino de una forma bastante familiar y sin extrañezas, lo cual los convierte a ellos en una maquinaria mucho más eficiente y perdurable. Y es este precisamente el cáncer que se ha apoderado de los cubanos durante décadas, el cáncer que crece a discreción dentro de nuestras almas. Nos han violado, nos han expatriado, nos han asesinado, nos han encarcelado, nos han censurado, y todo ha sido silenciosamente, bien de cerca, en nuestro patio, en nuestra propia casa", subrayó.
Durante su encarcelamiento, el artista fue internado en un centro de aislamiento tras haberse contagiado con COVID-19. Incomunicado en prisión, Lavastida solicitó tratamiento psicológico y pidió calmantes para las crisis de migrañas. Su madre vivió días de angustia, sin tener noticias sobre la situación de su hijo.
Decenas de artistas, dentro y fuera de la isla, denunciaron su detención, que se debió a su voluntad de “expresar libremente su opinión sobre el autoritarismo del Gobierno cubano", al decir del pintor Lester Álvarez.