La candidato de oposición de Bielorrusia, Svyatlana Tsikhanouskaya, declaró que la huelga general que aqueja al país y presiona para que Alexander Lukashenko abandone el poder, tan sólo ha comenzado y que continuará fortaleciéndose, después que miles de trabajadores, estudiantes y pensionistas tomaran las calles del país, informó Radio Europa Libre (RFE/RL).
Tsikhanouskaya hizo un llamado general al pueblo bielorruso para que se uniera a la huelga y que finalmente pudieran derrocar al dictador, para construir un nuevo país libre y seguro bajo el mandato popular.
El llamado fue realizado desde Lituania, donde Tsikhanouskaya ha estado refugiada desde el 9 de agosto, cuando después de las “amañadas” elecciones presidenciales tuviera que huir de las amenazas proferidas contra ella y su familia.
A pesar de lo que digan quienes apoyan al dictador, la huelga no ha fracasado y quienes sostienen al régimen son cada vez menos, aseguró la dirigente opositora.
En lugar de aceptar el llamado de la oposición de abandonar el poder a la medianoche del 25 de octubre, Lukashenko respondió con otra muestra de poder cuando el 26 de octubre puso a las fuerzas de seguridad del país a enfrentar a los manifestantes.
De acuerdo con lo declarado por el grupo de derechos humanos Vyasna, más de 320 personas fueron detenidas durante el día, en Minsk, Hrodna, Brest, Mhilyou, Lida y otras ciudades bielorrusas, un día después que la policía de control de motines usara granadas de contusión y balas de goma contra decenas de miles de protestantes reunidos en todas partes del país.
Aparte de estudiantes, jubilados y ciudadanos en general, la huelga afecta al comercio y los negocios del país. También las grandes empresas y fábricas se ven afectadas, tanto en Minsk, la Capital, como en el resto de las ciudades. Ello incluye a la compañía nacional de petróleo, Belarusneft y a la mayor productora mundial de Potasa Belaruskali y la fábrica nacional de camiones, MAZ.
De acuerdo con lo declarado por Akeksandr Yaroshuk, dirigente del Congreso de Sindicatos Democráticos, las autoridades respondieron deteniendo a los manifestantes en las calles y fuera de las fábricas, y amenazando con encarcelar o despedir a los trabajadores si se unían a la huelga.
Denis Krivosheev, Director Adjunto de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, declaró que no puede creer lo que ven sus ojos, cuando el régimen arremete violentamente por semanas contra los manifestantes y ahora, envía a la enmascarada policía anti-motines contra los huelguistas para apalear y arrestar a los trabajadores en los mismos lugares de su trabajo, reportó RFE.
(Artículo de Radio Europa Libre)