José Fernández, el lanzador de los Marlins de origen cubano fallecido este domingo en un accidente de bote, llegó a Estados Unidos a los 14 años después de varios intentos de salida ilegal de la isla, razón por la que fue a parar a la cárcel.
Años después confesó, sin embargo, que lo que más sintió de todo aquello fue dejar detrás a su familia, sobre todo a su abuela, quien no encuentra consuelo por la muerte de su nieto.
En un intento de la cadena telemundo para obtener su reacción a la muerte del beisbolista a través de la reja de entrada de su vivienda en Miami, Olga Fernández solo alcanzó a decir: "Ni me preguntes..."
“Fue realmente muy fuerte (…) dejar a mi familia”, había dicho mientras rememoraba su salida de Cuba.
Su muerte a los 24 años en un insólito accidente en el mar deja sin consuelo a las dos más grandes fanáticas que lo sobreviven: su madre, Maritza y su abuela Olga.
Sin dudas, fueron ellas las dos más importantes personas en la vida de Fernández, quien llevaba con mucho orgullo en su brazo tatuado los nombres de ambas.
“Oh, Dios mío”, exclamó atónito el joven pelotero cuando vio entrar a su abuela en el estudio de televisión donde lo estaban entrevistando en el 2013.
No veía a su abuela desde que salió de Cuba en el 2008.
“Ave María Papito”, dijo su abuela con los brazos abiertos mientras lo alcanzaba.
A Fernández le costó levantarse. Cuando se recuperó de la sorpresa se puso de pie y comenzó a preguntar.
“-Abu, cuando tú llegaste?”
“-Ahorita, hace media hora que llegué”, respondió Olga sin dejar de llorar y abrazarlo.
Las emotivas imágenes mostraron entonces el cariño inmenso que estuvo reprimido por la lejanía.
La madre de Fernández, que emigró junto a su hijo en el 2008, estuvo en la escena, y como todos nosotros tomó distancia para disfrutar el momento en que ambos comenzaron a lanzarse pelotas.
Mientras tanto, las cámaras hacían los planos que ahora inmortalizan al gran pelotero, y mejor ser humano, que la muerte nos arrancó.
Las mejores fanáticas
“Mi abuela es una fanática de la pelota”, había dicho Fernández poco antes de que Olga entrara en el estudio.
Desde entonces se les vió a ambas en las gradas, vestidas con camisetas del equipo del hijo querido, el mismo que salvó a la madre de ahogarse mientras intentaban llegar a Estados Unidos por el mar.
“Estoy mirando a las gradas y veo a mi mamá”, dijo alguna vez.
A Fernández lo sobrevive también la madre de su bebé, que nacerá en cinco meses.