‘La espía de cristal’ (Destino, 2022) no constituye solamente un título envidiable, además es una novela también envidiable, la que me hubiera gustado haber escrito, porque en cada una de las aventuras descritas en sus capítulos también habría querido verme inmersa, pese al dolor, pese a la tragedia. La escritura, y ese es el misterio de la literatura, es dolor, es tragedia, es reconocimiento de ambos.
Pere Cervantes ha hilado una novela en dos tiempos; esos tiempos se irán acercando, pegando entre sí, en la medida en que la lectura avanza hacia un sorpresivo final. Resulta también una novela coral, a la manera de los clásicos griegos; cual antigua tragedia donde cada personaje es un huis clos, un cerrado aparte, no solamente una soledad entre paréntesis, sino también una vivencia apartada…
Como esos rostros insertados en la escultura que Manu Pancorbo (Panco) y Olga Balcells, el periodista y la fotógrafa, descubren muy al inicio junto a Taibe Shala, la joven albanesa que les sirve de intérprete, que es periodista también; un monumental rostro de mujer configurado en forma de escultura con numerosos y diminutos rostros de otras mujeres. Ellas representan a las más de veinte mil mujeres violadas, abusadas, torturadas durante la guerra de los Balcanes.
La novela se sitúa en la postguerra. No hay nada más descarriado que una post guerra donde el horizonte ya no se advierte tan dibujado como durante la guerra. En la guerra el único delineado posible del horizonte, como objetivo principal, como meta, es la libertad, y la paz.
Este es un apasionante thriller de espías y de corresponsales de guerra. De hecho, lo segundo me atrae más que lo primero, porque un thriller de espías resulta más común que uno de periodistas y corresponsales donde los políticos y los criminales se funden. Aunque el personaje principal, para mí el que le brinda el latido principal al texto, es Taibe Shala, quien es además de intérprete, periodista, espía, cuyo pasado ha sido el de una de tantas víctimas del conflicto.
No obstante, la editorial presentó así esta obra en la contraportada de la publicación: “Taibe Shala no es una víctima más de la última guerra en los Balcanes, es una mujer con el alma helada. Una periodista e intérprete de las Naciones Unidas. Una madre hecha de silencios. Una espía. Esta historia comienza con su extraña desaparición en Pristina, su ciudad natal, en 2019”.
La Casa del Libro, célebre cadena de librerías españolas, presenta así al autor: “Pere Cervantes (Barcelona, 1971) es escritor. Licenciado en Derecho por la Universitat Autònoma de Barcelona, fue Observador de Paz para la ONU en Kosovo y para la Unión Europea en Bosnia-Herzegovina. Es autor de las novelas Rompeolas (2013), No nos dejan ser niños (2014), La mirada de Chapman (2016), Tres minutos de color (2017) y Golpes (2018); las dos últimas recibieron respectivamente el Premio de Novela Cartagena Negra en 2018 y el Galardón Letras del Mediterráneo 2018 a la mejor novela policiaca. El chico de las bobinas fue su exitoso debut en Destino y se tradujo en varios países, entre los que destacan Alemania e Italia.”
No dejen de leer esta novela, ‘La espía de cristal’, porque a la guerra, a la batalla cultural, hay que ir armado de lecturas.
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