Decenas de balsas cruzan normalmente cada minuto el río Suchiate, frontera natural entre México y Guatemala.
Los pobladores de la zona usan el río para ir de un lado a otro, cargando productos con los que algunos comerciantes abastecen sus negocios.
Pero el movimiento se ha visto alterado desde hace tres semanas por la presencia de uniformados armados en la ribera mexicana y por la nueva disposición oficial de cruzar por el punto de control en el puente.
Norman Marín dijo a la agencia de prensa AFP que "todo el tiempo ha sido el pase libre de aquí para allá y de acá para allá, nunca hemos tenido problema con eso, hasta ahora, pues ni modo, tenemos que acatar la ley, y la ley manda".
Miembros de la Guardia Nacional, la policía federal y del Instituto Nacional de Migración de México solicitan identificaciones a todos los que cruzan.
Un agente, que pidió mantener su identidad en reserva, aseguró que si las personas son fronterizas "no hay ningún problema", pero si se detecta a ciudadanos de Honduras, El Salvador, Nicaragua u otras nacionalidades sin papeles migratorios, el protocolo indica detenerlos y trasladarlos a la estación migratoria Siglo XXI de Tapachula, donde son retenidos hasta concretar su deportación.
El despliegue, que incluye la movilización de 6,000 soldados al sur de México, ha alterado la vida de esta región, y ha sido la respuesta de las autoridades mexicanas a las exigencias del gobierno estadounidense.
El presidente Donald Trump amenazó con represalias comerciales a su vecino del sur si no reducía el flujo de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.
Datos de Washington señalan que la cifra de migrantes que llegaron a su frontera sur bajó de 144,000 en mayo a unas 100,000 en junio.
En un efecto colateral, la caída en el flujo de migrantes ha repercutido en la economía de la zona.
Verónica Hernández, una comerciante, asegura que esta situación "ha afectado bastante el negocio, bastante porque imagínese que está bien baja la venta, los negocios de acá dependen de la gente que entra de Guatemala, ahorita se ha visto bastante el cambio y el negocio bien bajo porque la gente ya no entra".
El lunes 22 de julio fue la fecha acordada por Washington y México para evaluar los resultados de las medidas migratorias.