Mijail Serguievich Gorbachev entró a la historia por la puerta grande. Dirigió al imperio soviético e hizo muchos de los cambios que llevaron al país comunista a su lógica desaparición. Bastaron seis años en el poder para que el gigante se desplomara y se terminara la Guerra Fría con sus amenazas de conflicto nuclear, lo mismo por Berlín que por Cuba.
"Gorby", con esa familiaridad se referían en la isla al mandatario que a los 54 años había llegado a dirigir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Hasta marzo de 1985, Fidel Castro había sido el infante terrible del bloque comunista, que lucía como un párvulo junto a los octogenarios líderes de la República Democrática Alemana (RDA), Checoslovaquia y la Unión Soviética. Gorbachev puso punto final a la imagen idílica del caribeño.
El primer contacto de La Habana con Gorbachev lo realiza Raúl Castro quien asiste a los funerales de Konstantin U. Chernenko y se reúne con el recién electo jefe de los comunistas soviéticos.
El régimen de La Habana y su fuerte lobby en Moscú lo integraban entonces Vitali I. Vorotnikov, quien fuera embajador en Cuba de 1979 a 1982 y el general del KGB Nicolai Leonov. Las relaciones de Leonov con los hermanos Castro se remontaban a 1953 y Vorotnikov durante su estancia en Cuba había fomentado la construcción de la planta nuclear en Juraguá, una procesadora de níquel en Punta Gorda y la ayuda soviética en la extracción de petróleo en las costas matanceras. El diplomático regresaba a Moscú como presidente del consejo de ministro de Rusia, una de las 15 repúblicas de la URSS; mientras que Leonov dirigía la Dirección de Análisis del KGB.
Sin embargo, de nada valieron a Castro esos dos influyentes padrinos. El glasnost se encargó de abrir también las críticas a la desmesurada y mal empleada ayuda de la URSS a Cuba y la prensa soviética comenzó a cuestionar los resultados y la efectividad de las gratuidades que le entregaban al régimen de La Habana.
También por ese tiempo se publicaban artículos sobre la realidad en la isla. El corresponsal del diario Komsomolskaya Pravda era expulsado de La Habana por atreverse a escribir sobre la familia de los Castro; la película Arrepentimiento, sobre los desafueros estalinistas, era presentada en sesión única, en un solo cine de La Habana; y las publicaciones de la prensa soviética, Novedades de Moscú, Tiempos Nuevos y Sputnik, se convirtieron en piezas codiciadas para los cubanos ávidos de información.
Por ese entonces, en el Kremlin sabían bien del régimen cubano y no todos querían ir a La Habana, como deja ver Andrei S. Cherniaev, asesor de Relaciones Exteriores de Gorbachev, en sus memorias, en las que incluye un memorándum del 13 de diciembre de 1988, en el que alertaba al presidente de la URSS sobre las relaciones con Cuba: "En lo que respecta a la delegación que asistirá a finales de diciembre, comienzos de enero a las conmemoraciones en Cuba no creo adecuado que viaje A.N. Yakovlev (arquitecto de la perestroika). Él tiene un determinado renombre internacional y nacional y los abrazos con Castro se verían artificiales y tampoco sería, creo, del agrado de Alexander Nikolaevich".
Durante el viaje de Gorbachev a Cuba en abril de 1989, inicialmente pactado para diciembre de 1988, se evidenciaron las marcadas diferencias entre los dos gobernantes. La presencia familiar, con la inclusión de su esposa Raisa Gorbacheva, en contraste con la ausencia en la isla de una primera dama; la indumentaria civil del visitante en oposición al traje militar del anfitrión, fueron solo detalles de protocolo.
Las discrepancias políticas e ideológicas eran más profundas. En agosto de ese mismo año en Cuba se prohibía la circulación del Novedades de Moscú y de Sputnik, como ya habían hecho las autoridades de Alemania Oriental meses antes y, a partir de entonces, las críticas a la gestión de Gorbachev no cesaban en los medios de propaganda cubanos.
Al conocerse el fallecimiento de Mijail Gorbachev, bajo cuyo mandato en Moscú estaba reflejada en la Constitución cubana la inquebrantable amistad de Cuba y la URSS, solo han aparecido unas escuetas notas en algunas publicaciones y en otras hay una omisión total.
En la prensa cubana solo se menciona la muerte, citando a Russia Today y en los foros al pie de los artículos, se preguntan por qué no hay comentarios, siendo una figura de renombre internacional.
A pesar de las buenas relaciones con Rusia, hasta el momento no ha habido pronunciamientos oficiales, ni se ha dicho nada sobre firmar un libro de condolencias en la Embajada rusa o decretar duelo nacional.
En los últimos tiempos las autoridades cubanas han decretado duelo oficial y duelo nacional por los fallecimientos de exmandatarios foráneos.
Los más recientes decretos fueron en julio pasado, por el asesinato del ex exprimer ministro japonés Shinzo Abe y por la muerte en una clínica en Barcelona, España, de José Eduardo dos Santos, expresidente de Angola. También en septiembre del 2021, tras el fallecimiento de Abdelaziz Bouteflika, expresidente de la República Argelina Democrática y Popular y se decretó duelo, lo mismo que por la muerte de Kenneth Kaunda, expresidente de Zambia hasta 1991. Al morir Nelson Mandela, el ex presidente de Sudáfrica, en diciembre del 2013, en Cuba se ordenaron tres días de duelo nacional y oficial.
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