Hace más de 40 años que la banda de latin jazz Irakere se fundó en La Habana, un grupo de "grandes estrellas", liderado por el pianista Chucho Valdés, que marcó, en palabras del maestro, "el cambio histórico de la música cubana", un antes y un después al que ahora rinde tributo en una gira por Estados Unidos.
En una entrevista con Efe, Valdés, uno de los grandes exponentes de la música afrocubana, explica que la legendaria banda no hubiera sido la misma si no hubiese podido contar con músicos que también destacaban por sí mismos, como Paquito D'Rivera, Jorge Varona o Arturo Sandoval, aunque ninguno de ellos hoy está presente en la gira de homenaje.
"Irakere es la banda que marcó el cambio histórico de la música cubana de jazz latino o afrocuban jazz y la música bailable", asegura el maestro por teléfono desde San Francisco, donde ha triunfado con cuatro conciertos que agotaron todas las entradas.
"Irakere –prosiguió– fue un fenómeno, el fenómeno más completo que se ha dado en la historia de la música cubana".
De las manos y los oídos de aquella banda que comenzó a reunirse en la capital cubana a finales de los años 60 salieron nuevos ritmos y fusiones que comenzaron a formar parte de la identidad cultural de la isla, ritmos bailables mezclados con la herencia africana que dieron lugar a una nueva era musical.
"Se habla de antes y después de Irakere. Yo soy el director de la banda y el arreglista. Pero si yo no hubiera tenido el personal, las individualidades que tuve, esa banda no hubiera sido lo mismo. (...) Porque esos músicos, en mi opinión, todavía no han sido superados", asegura.
El tributo que se hace en Irakere 40, como se conoce la gira, comenzó en el Festival de Jazz de Barcelona en 2013, cuando la banda cumplió 40 años, y los resultados fueron tan exitosos, que decidieron grabar un disco en su honor y comenzar un tour por Europa, que ahora llega a territorio estadounidense.
Valdés, el único de aquellos músicos que hoy participa de este homenaje, se aleja de la nostalgia y resalta con sumo optimismo que la mayoría de los componentes de la banda con la que hoy toca ni siquiera habían nacido cuando fue fundada.
Por un lado, asegura, existe esa añoranza del recuerdo, pero el hecho de que esta generación de músicos "del siglo XXI" le acompañe "hace que la nostalgia se disipe, o se transforme".
Según el maestro, la escuela de Irakere se encarna en las cinco generaciones posteriores de músicos que han bebido de su influencia, una experiencia que para él resulta un honor, y a su obra le aporta "un sonido distinto", pero igualmente bueno.
Valdés rememora aquella época en la que sus coetáneos no lo tenían tan fácil como los músicos de ahora, "que tienen un acceso increíble a la información", y recuerda cómo habían de investigar y buscar la música de otros creadores para avanzar en su aprendizaje.
"Ahora, esta generación tiene todos los materiales en internet, tiene todas las informaciones en Youtube. Pero nosotros tuvimos que luchar contra cosas muy difíciles de la época que nos tocó hacer la banda, y yo creo que, en parte, eso fue lo que nos hizo crecer tanto", añadió.
Durante esta gira, que llegará a la costa este de Estados Unidos, hacen escala en ciudades como Chicago, Washington, Boston, Nueva York y Miami, también ha recorrido ya Arizona, así como San Francisco y Los Ángeles.
Sobre las nuevas relaciones EEUU-Cuba, el pianista insiste en que "hace falta que se abra el nuevo mundo", y dice estar convencido de que será positivo para todos.
"Cuando digo para todos, no sólo digo para Cuba y para Estados Unidos, también para la cultura universal, porque hay muchos países con grandes riquezas, pero Estados Unidos y Cuba están muy cerca y tienen mucha relación en sus raíces musicales, la música afroamericana y la música afrocubana, por eso también se han fusionado", reflexiona.
"Unir esas dos fuerzas culturalmente... Van a salir grandes cosas. Y hay nuevas generaciones de músicos en Estados Unidos y en Cuba que tienen un talento extraordinario, así que esto –vaticina– va a parir cosas muy lindas".
Así suena Irakere 40