La periodista estadounidense especializada en asuntos cubanos Ann-Louise Bardach dice en la publicación Politico que a pesar de que la dinámica entre los Hermanos Castro tiene un gran peso para Cuba, la isla marcha hoy por la única puerta que por ahora queda abierta: hacerse amigos del Tío Sam.
Bardach recuerda la reciente irrupción del Castro jubilado en la escena nacional luego del éxito de relaciones públicas que fue la visita a la isla del presidente de EE.UU. Barack Obama, primero cuando Fidel escribió un artículo acerca de la presencia en la isla del mandatario estadounidense y luego cuando se apareció en la clausura del VII Congreso del Partido Comunista.
Para ella, el artículo “El Hermano Obama” buscaba controlar los daños causados por el visitante, quien con sus gestos hacia los cubanos y su discurso desde el Gran Teatro de La Habana, difundido en vivo, "había reescrito el drama meticulosamente redactado por Fidel en el que EE.UU. encarna al enemigo rapaz. De pronto, Estados Unidos lucía mucho menos amenazador”, dice.
En cuanto al Congreso del PCC, apunta que estos eventos establecen la agenda económica y política del país y que de este se esperaba que abriera un poco más la puerta a las reformas y retirara a la élite octogenaria y nonagenaria.
Asegura Bardach que la visita de Obama en marzo (el cónclave partidista fue en abril) se concibió como una forma de respaldar el enfoque modestamente reformista del general, y acelerar las reformas y la cooperación con EE.UU. Sin embargo, señala que el mensaje que llevó el hermano mayor fue inequívoco: “Primero muerto”
Tras ser exhortados por Fidel a “luchar sin tregua” los intransigentes del Partido "pasaron los primeros tres días del Congreso emitiendo edictos retrógrados, restableciendo su hegemonía"; rechazaron el retiro de la vieja guardia y demeritaron las reformas que podían rescatar a la moribunda economía.
Aunque cita a la diplomática estadounidense y ex negociadora con Cuba Roberta Jacobsonen el sentido de que los Castro más bien presentan un clásico dúo de policía malo y policía bueno, la periodista dice que la dinámica entre los dos determina qué temas se permiten poner sobre la mesa con los negociadores estadounidenses, y a qué ritmo abordarlos.
Y si bien coinciden en algunos como el bloqueo y la devolución de la base de Guantánamo, discrepan en asuntos de economía y política. Mientras Raúl simpatiza con las reformas de mercado y las economías competitivas (bajo férreo control del partido) de China y Vietnam , Fidel desconfía de cualquier versión de capitalismo.
Pero la articulista recuerda que Cuba ha perdido a todos sus patrocinadores, salvo los envíos de petróleo─drásticamente reducidos─ desde Venezuela. Tanto Rusia como China han establecido límites a su futura generosidad. Y los gobiernos de izquierda están en retroceso en América Latina.
Mientras tanto, el acercamiento con Washington "está haciendo ineludiblemente claro que la salvación económica de Cuba se encuentra, una vez más, como ocurrió en la primera mitad del siglo XX, en la inversión y el turismo estadounidenses, en vínculos cada vez más profundos con el enemigo jurado de Fidel, los EE.UU.
De modo que a pesar de la retórica y la alternancia de los Castro en el primer plano cubano, continúan el acercamiento con Washington, y la bonanza de los dólares de los estadounidenses que visitan la isla en cifras récord. Y aunque el Congreso del PCC repudió los cambios, estos siguen ocurriendo: La Habana ha sugerido una próxima legalización de las pequeñas y medianas empresas privadas.
"Si Fidel Castro rescató a Cuba del dominio de Estados Unidos, (su hermano) Raúl está rescatando a Cuba de Fidel", concluye diciendo Ann-Louise Bardach en Politico,