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Magnate británico habla con nostalgia de la era de Obama y pide a Biden y al mundo apoyar sector privado en Cuba


Richard Branson agita una bandera cubana a su arribo al aeropuerto José Martí, en La Habana, en junio de 2005, para el lanzamiento del servicio aéreo de su compañía Virgin Atlantic entre Gran Bretaña y la isla. (Luis Acosta/AFP)
Richard Branson agita una bandera cubana a su arribo al aeropuerto José Martí, en La Habana, en junio de 2005, para el lanzamiento del servicio aéreo de su compañía Virgin Atlantic entre Gran Bretaña y la isla. (Luis Acosta/AFP)

El magnate británico Richard Branson, dueño del conglomerado de empresas Virgin Group, llamó este martes a "todas las partes" a comprometerse para encontrar una solución a la profunda crisis humanitaria que vive el pueblo cubano y señaló que el "emprendimiento es el mejor camino" para la isla.

En un artículo publicado en el sitio en internet de Virgin, Branson rememoró una era en la que, asegura, los cubanos tuvieron "esperanza y oportunidad", en referencia al acercamiento diplomático entre Estados Unidos y el régimen de la isla impulsado por el presidente Barack Obama.

Tras lamentar las órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump, que revirtieron la mayoría de las medidas aperturistas implementadas por Obama, Branson expresó su deseo de que el actual mandatario estadounidense, Joe Biden, "cumpla su promesa de campaña de recuperar las reformas de la era de Obama", y promueva "una relación más abierta para beneficiar el bienestar del maravilloso pueblo cubano".

Branson, cuya aerolínea Virgin Atlantic estableció en 2005 una ruta de dos viajes semanales a La Habana, sugiere en su escrito que el "aislamiento" de Cuba a causa de las sanciones estadounidenses ha provocado la "terrible desesperación" del pueblo cubano y el éxodo masivo "de más del 2% de la población del país", lo que, subrayó, "representa la fuga de cerebros más masiva en la historia de Cuba".

El entonces Ministro de Turismo Manuel Marrero sostiene un modelo a escala de un Boeing 747 de la aerolínea británica Virgin Atlantic, junto a su dueño, el magnate Richard Branson, en La Habana, en junio de 2005. (Luis Acosta/AFP)
El entonces Ministro de Turismo Manuel Marrero sostiene un modelo a escala de un Boeing 747 de la aerolínea británica Virgin Atlantic, junto a su dueño, el magnate Richard Branson, en La Habana, en junio de 2005. (Luis Acosta/AFP)

Al aventurar una solución a tan grave problema, el multimillonario británico apuntó a la colaboración de todas las partes involucradas, y mencionó, por primera vez, la responsabilidad del régimen de La Habana con el bienestar de su pueblo.

"Entonces, ¿cuál es la solución correcta para este problema complejo y estratificado? Siento que todas las partes tendrán que comprometerse para mejorar las vidas de aquellos que se han visto trágicamente atrapados en medio de un enfrentamiento político de 60 años", subrayó Branson.

¿Y qué parte correspondería al régimen cubano?

Según Branson, "El gobierno cubano debe tomar medidas audaces para que el país sea viable para su juventud. En primer lugar, debe liberar a los más de 600 presos políticos, muchos de ellos jóvenes que fueron detenidos simplemente por filmar protestas y nunca tuvieron el debido proceso en los tribunales. Podría haber muchos más presos que no conocemos".

En el artículo, que acompaña con nostálgicas fotos de su visita a La Habana, en noviembre de 2017, el dueño de Virgin Group aterriza, finalmente, en el tema central de su historia, según sugiere el título: "Tanto EEUU como Cuba también deberían unirse detrás del naciente sector privado cubano, que el gobierno cubano ha comenzado recientemente a liberalizar".

El magnate asegura que, a raíz de las medidas gubernamentales, "muchos cubanos" han dejado su empleo en el sector estatal para convertirse en empresarios, con la apertura de pequeñas y medianas empresas (MIPYMES). El empoderamiento de estas empresas privadas abrirá el acceso de Cuba a la economía global y crearán vías para la inversión extranjera, añade.

Pero economistas y otros expertos han alertado que las micro, pequeñas y medias empresas en la isla enfrentan una serie de dificultades y obstáculos que frenan su desarrollo.

"El gobierno, que primero no las quería, después las autorizó (...) y les ha dado permiso a cuentagotas, lo que demuestra es que no quiere, realmente, este ejemplo de pequeña empresa exitosa, porque está frente a sus empresas estatales, que no hay forma, por más que les hagan, supuestamente, aperturas, no caminan", comentó en enero pasado a Radio Martí la periodista especializada en temas económicos Miriam Leyva.

Según la periodista, este supuesto impulso que ha dado el gobierno a las MIPYMES es "una gran hipocresía", y recordó que en Cuba no existen las condiciones mínimas para el desarrollo de estas empresas privadas. Los nuevos empresarios, dijo Leyva, además de todas las dificultades y recursos financieros en lo que deben incurrir para abrir un negocio, "tienen que pagar muy caro los insumos", ya que el país no cuenta con una red mayorista para la venta de los mismos.

El asesor de emprendimiento Ángel Marcelo Rodríguez Pita ha señalado que los empresarios privados se enfrentan, además, al reto de un "elevado proceso inflacionario", y al control de las divisas en el mercado por parte de un sistema bancario atado al grupo empresarial GAESA, en manos de las Fuerzas Armadas.

Para Branson, sin embargo, el gobierno cubano ha hecho su parte, y ahora Estados Unidos y la comunidad empresarial internacional también deben estar "a la altura de las circunstancias", permitiendo el flujo de capital a estas nuevas empresas y ayudando a "cultivar el ecosistema" de empresas emergentes de Cuba.

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