Las autoridades de La Habana acordaron el lunes marcar las viviendas donde existen personas sospechosas o contagiadas del coronavirus.
Esta práctica ha sido criticada en numerosas ocasiones pues la confidencialidad del paciente es un derecho inviolable. Países como Perú, Argentina, Colombia y Estados Unidos han sido enfáticos en respetar la privacidad y confidencialidad de la información de quienes buscan atención médica y de quienes puede ser parte de alguna investigación de rastreo de contactos.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que la discriminación o estigmatización puede hacer que las personas oculten la enfermedad, no consulten al personal médico o, incluso, que no adopten comportamientos saludables.
La capital cubana ordenó cerrar los centros de aislamientos donde se recluían los casos sospechosos y decidió que el ingreso se hiciera en los hogares en una modalidad que llaman "aislamiento domiciliario", vigilada por los médicos de familia.
El periódico Tribuna de La Habana indica que entre las nuevas medidas para verificar que se cumple este aislamiento está colocar "pegatinas para identificar las viviendas que tienen personas aisladas".
Las señales para marcar las viviendas donde habitan personas sospechosas de COVID-19 serán distribuidas por las propias autoridades de la capital.
Además instruyen a las tradicionales organizaciones de vigilancia y delación como los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y el Poder Popular para que controlen que el aislamiento se está cumpliendo.
Luis Antonio Torres Iríbar, Presidente del Consejo de Defensa Provincial, pidió a los organismos de inspección "exigir el cumplimiento de normas de bioseguridad en sitios donde la ciudadanía denuncia el uso incorrecto del nasobuco, o niños jugando en la calle sin las protecciones necesarias".
Actualmente, en la ciudad existen 25 focos.