La desesperada situación humanitaria que se vive en Ucrania se complica aún más con la negativa rusa de establecer rutas seguras para los refugiados y obligarlos a ingresar en territorio ruso. Como ha pasado desde el inicio de la invasión, la prensa cubana ofrece una versión de estos hechos ajena a la realidad y en sintonía con el relato del Kremlin.
El 10 de marzo Amnistía Internacional denunció en un parte de prensa que “los ataques de las fuerzas rusas contra poblaciones civiles y la destrucción injustificada de infraestructuras básicas de la vida diaria incumplen los Convenios de Ginebra y el derecho internacional de los derechos humanos” y alertó que “no debe forzarse la reubicación de estos civiles en territorio bajo control ruso”.
El tema de los corredores humanitarios en los diarios oficialistas de Cuba tiene otro enfoque, muy distinto del que exponen los medios de prensa en el terreno o los organismos de defensa de derechos humanos.
El diario Granma culpaba ya en el titular a Ucrania por la negativa a los corredores humanitarios - UCRANIA EN DESACUERDO CON LOS CORREDORES HUMANITARIOS. El texto citaba a la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereshuk, quien dijo ser inaceptables los corredores humanitarios propuestos por Rusia para la evacuación de la población civil. La funcionaria declaró en realidad que “nuestro pueblo no irá de Kyiv a Bielorrusia para volar a Rusia”. El plan del Ministerio de Defensa ruso era sacar a los ucranianos de las ciudades asediadas hacia Rusia y Bielorrusia.
El diario Trabajadores, el día 7 y 9 de marzo, destacaba en su sección Mundo la iniciativa del Kremlin para llevar a refugiados ucranianos hacia Bielorrusia y Rusia. Reportó que crearon un corredor, desde regiones aledañas a Kyiv, para que los residentes salieran en dirección a Gómel, en Bielorrusia. Al sur, en el todavía sitiado puerto de Mariúpol crearon dos rutas de salida, una hacia Rostov del Don, en Rusia, y la segunda hacia Zaporozhie, en Ucrania. Otras vías de salida eran hacia la ciudad rusa de Bélgorod.
Radio Bayamo en su página digital reproducía de Prensa Latina un cable fechado en Moscú el 9 de marzo, donde citaba al coronel general ruso Mijaíl Mizíntsev hablando de la disposición de Rusia para “establecer el cese el fuego para abrir corredores humanitarios desde Kiev, Chernígov, Sumy, Járkov y Mariúpol, así como en otras ciudades” y mencionaba que lo hacían ante la crisis humanitaria provocada “por los ultrajes y la anarquía de los nacionalistas” y no por los bombardeos de la aviación y artillería rusa a esas ciudades.
También Trabajadores repitió la versión del militar ruso de que se decretaba un alto el fuego en varias ciudades por “los ultrajes y la anarquía de los nacionalistas”.
Si en Bayamo leían que Rusia se disponía a abrir las vías para los corredores humanos, los lectores de Juventud Rebelde ese mismo día encontraban la misma información de Prensa Latina con el titular de “Viceprimera ministra de Ucrania rechaza corredores humanitarios propuestos por Rusia”.
El diario digital 5 de septiembre, de la provincia de Cienfuegos, sin mencionar fuente, señalaba la propuesta rusa y destacaba que el ejército ruso exigía a los ucranianos cumplir “escrupulosamente todas las condiciones para crear corredores humanitarios”.
En el programa de televisión nacional Mesa Redonda del 23 de marzo, el profesor titular del Instituto de Relaciones Internaciones, Juan Sánchez Monroe quitó responsabilidad a las fuerzas rusas por la crisis con los corredores humanitarios y afirmó que éstas “serían las más interesadas en que esa población salga de las ciudades para poder realizar su trabajo y eso no se está logrando”.
El panelista puso el ejemplo de Mariúpol y Jarkiv para aseverar después que “a la población no se le permite salir de las ciudades”, culpando a las tropas ucranianas.
El moderador Randy Alonso se refirió a los soldados y oficiales ucranianos como “fuerzas neonazis” que “actúan como parabanes”.
El pasado 25 de marzo el Granma retomó el tema citando a la vice primera ministra Vereschuk en referencia al acuerdo para habilitar "dos corredores humanitarios para evacuar a los civiles" y al uso de "autobuses de la ciudad de Berdiansk a Zaporiyia” para la evacuación. Entre ambas informaciones el diario intercaló un video de Russia Today (RT), con la explicación del desarrollo del “operativo militar especial” por parte del Ministerio de Defensa de Rusia.
El reporte de Amnistía Internacional del 10 de marzo recordó al Kremlin que “las fuerzas rusas no deben utilizar tácticas ilegales de asedio a poblaciones civiles como las que emplearon en Grozni y Siria, sometiéndolas a bombardeos indiscriminados, destruyendo infraestructuras y forzándolas a elegir entre rendirse o morir de hambre”.
La prestigiosa organización expresó su oposición “a cualquier plan que implique reubicar a civiles en zonas que consideran inseguras, como las regiones ucranianas de Dombás o la Crimea ocupada, o la propia Rusia”.
Human Rights Watch (HRW) publicó el 21 de marzo un informe sobre la situación de los civiles en Mariúpol, donde le exigían al ejército ruso “garantizar inmediatamente que a los civiles no se les niegue el acceso a artículos esenciales para su supervivencia, como agua, alimentos y medicamentos, y a quienes decidan abandonar la ciudad deberían facilitarles el paso seguro a las zonas controladas por las fuerzas ucranianas”.
De manera enfática HRW afirmó: “se prohíbe a Rusia exigir por la fuerza a los civiles, individualmente o en masa, que se trasladen a lugares de Rusia u otros países como Bielorrusia”.
En las últimas horas, el ataque ruso contra la estación de trenes de la ciudad de Kramatorsk, en el este del país, en medio de una evacuación masiva de civiles ha causado consternación a nivel mundial.
El golpe dirigido a la estación de tren abarrotada de civiles que trataban de escapar de una inminente ofensiva rusa dejó al menos 52 muertos y docenas de heridos. Entre los fallecidos había cinco niños.