Los ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses en La Habana, que el Departamento de Estado ha catalogado como "incidente", siguen dando que hablar a falta de la palabra oficial, o una información concreta que permita incluso a los entendidos arribar a conclusiones. El gobierno de EE.UU. ha informado que hay pesquisas en desarrollo a cargo de agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que en una movida sin precedentes, han ingresado a Cuba.
Fulton Armstrong, diplomático, académico y ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU., no se aventura a compartir opiniones y asegura que el tema se debate entre el misterio y el enigma.
“Si son ataques o no, falta información para concluir”, manifestó a Marti Noticias el hoy profesor de American University, en Washington DC.
Armstrong se manifiesta a favor de las relaciones con el gobierno de Cuba y el acercamiento al pueblo de la isla. En el pasado se ha opuesto a proyectos del gobierno de Estados Unidos para promover la sociedad civil en Cuba y a las transmisiones de Radio y Televisión Martí.
Entre 1989 y 1991, ocupó el cargo de jefe de la Sección Política-Económica de la entonces Sección de Interés de EE.UU., en La Habana. Según dice, de ataques sónicos no hay precedentes.
“Hay aplicaciones militares para utilizar ondas sonoras en el campo de batalla, pero no en el ámbito diplomático, urbano, ahí no", explicó el analista que en exhibe una larga carrera en dependencias de inteligencia y de seguridad estadounidenses, desde la Agencia Central de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional, el Consejo Nacional de Inteligencia hasta la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Además, ha sido un estudioso de la problemática latinoamericana por más tres décadas.
“Sí, hemos tenido (EE.UU), no sé si el gobierno cubano la ha tenido, la capacidad de recopilar información utilizando ondas, microondas, ondas sónicas, para escuchar por ejemplo lo que sucede en una habitación, una oficina”, dijo el catedrático.
Confiesa que fue objeto de “esas presiones”
“Sobre todo en tiempos de la guerra fría, hemos tenido épocas de bastante tensión, imagino que los dos países jugaban en el campo de las presiones y de la contrainteligencia. Y claro, nosotros experimentamos esas tensiones en mis años como diplomático y luego en el desempeño de otras funciones que tenían que ver con asuntos cubanos en otras dependencias estatales”.
Reconoce que no es ajeno escuchar anécdotas sobre hechos concretos de presiones, pero nunca utilizando una tecnología como ataques sónicos.
“Esta tecnología, verdaderamente, no sabemos si existe”, sentenció.
¿Agresión para provocar daños físicos o acto de espionaje para obtener información?
Amstrong dice no estar convencido de ninguna de las dos intenciones.
“En el caso de escuchas para recopilar información es muy raro el caso cuando hay que recurrir a esta técnica a larga distancia en una situación donde el gobierno del país en cuestión controla cualquier recinto, un restaurante, un hotel, una casa. Ningún diplomático americano en La Habana hablaría sobre un tema sensible en un hotel o en su residencia, sobre algo que pudiera llamar la atención de los servicios de inteligencia internos.
La falta de prueba—asegura—no le permite concluir que haya sido una operación para dañar la salud de los diplomáticos.
“Lo que necesitamos es un estudio profundo epidemiológico para conocer todas las variables en cuanto a la vida de los diplomáticos afectados”, dijo Armstrong.
Según el Departamento norteamericano de Estado, 21 estadounidenses vinculados a la embajada de EE.UU. en la Habana padecen problemas auditivos y neurológicos.
“Me duele porque trabajé como diplomático y muchos años en agencias del gobierno y tengo colegas y amigos que están padeciendo, pero no sabemos las causas”, lamentó.
En el programa Face de Nation, de la cadena CBS, el secretario de Estado, Rex Tillerson, alertó que el gobierno de Donald Trump estaría considerando cerrar la Embajada de Estados Unidos en La Habana. “Es un asunto muy serio respecto al daño que han sufrido ciertas personas", aseguró el canciller en alusión a los ataques acústicos.
En opinión de Armstrong, “la declaración de Tillerson provocó que el tema haya pasado del campo diplomático al campo político”.
Sin embargo, considera poco probable que cristalice el cierre de la sede diplomática en La Habana como han pedido cinco senadores republicanos, entre ellos, el cubanoamericano Marco Rubio.
En tal sentido explicó que protocolo establece reuniones entre diferentes agencias gubernamentales que deben hacer recomendaciones a las más altas instancias del gobierno, y “muy rara vez se ha recomendado el cierre de una misión diplomática”.
Vaticina que sería imposible eliminar embajadas y regresar a Sección de Intereses.
“La Sección de Intereses se creó durante el gobierno del presidente Jimmy Carter (1977-1981), un acuerdo político entre los países con la participaron de naciones que ofrecían protección diplomática. Suiza a EE.UU, y Checoslovaquia a Cuba. En este caso, no veo razón para que el gobierno de Cuba acepte el regreso a una misión de menos categoría, como tampoco que en estos tiempos haya gobiernos que tendrían intereses en colaborar”, concluyó Armstrong.