El exguerrillero sandinista Hugo Torres es el primero de los opositores y otras figuras detenidas en 2021 en Nicaragua que muere en prisión.
La muerte el sábado del preso político y exguerrillero nicaragüense Hugo Torres, de 73 años, ha despertado la preocupación en familiares y activistas de derechos humanos por la situación en la que se encuentran otros opositores en la cárcel, conocida como El Chipote, en Managua.
Torres es el primer preso político de los arrestados en 2021 que muere en la cárcel de El Chipote, sin embargo desde la crisis de 2018 es el segundo, después de Eddy Montes, quien murió en circunstancias poco claras.
La Fiscalía dijo en un comunicado que la muerte de Torres fue por causa “de enfermedad”, pero algunos activistas de derechos humanos han reprochado que el deterioro de los prisioneros es en gran parte por las condiciones de estrés y torturas a las que son sometidos.
“Nosotros tenemos la información que desde el 17 de diciembre, Hugo fue sacado de su celda con dolor, casi desmayado. Sin embargo, jamás hubo un reporte oficial al respecto”, reclamó la exguerrillera sandinista Mónica Baltodano, quien señaló que la condición de salud del opositor era “óptima”.
“Hugo Torres era sano. No tenía diabetes ni hipertensión. Él se cuidaba”, comentó la opositora a Voz de América, al tiempo que pidió la formación de una comisión investigadora al respecto.
Baltodano, quien se encuentra exiliada en Costa Rica, advirtió que el mismo destino podrían sufrir otros presos políticos en El Chipote que sí padecen enfermedades preexistentes, así como las personas de la tercera edad.
Torres, conocido como 'Comandante Uno', se destacó por su papel durante la revolución sandinista. De hecho liberó a Daniel Ortega y a otros presos políticos en un operativo en 1974, cuando Nicaragua se encontraba en un conflicto armado que buscaba deponer al gobierno dictatorial de Anastasio Somoza.
Tras separarse del actual mandatario y unirse a la oposición, fue arrestado en junio de 2021, como ocurrió con otros de sus excompañeros de combate, como la exguerrillera sandinista Dora María Téllez, quien recientemente fue condenada a ocho años de prisión.
La Secretaría General de la OEA emitió un comunicado por la muerte de Torres en el que señaló que es “abominable” el hecho de mantener presos políticos con enfermedades terminales sin asistencia médica necesaria “violándose sus derechos fundamentales”.
Desde la ONU, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos lamentó el deceso y recordó que durante meses Torres estuvo sometido “a un proceso penal sin garantías” y en condiciones “inhumanas”.
“Desde su detención fueron violados, junto a los de más de 40 personas, sus derechos humanos, a la presunción de inocencia y a un juicio justo. La Oficina del Alto Comisionado vuelve exhortar al Gobierno a la liberación de todas las personas detenidas arbitrariamente”, señaló el organismo en Twitter.
Brian A. Nichols, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE. UU., también deploró el fallecimiento del exguerrillero, y enfatizó que continuar deteniendo a los presos en estas condiciones, especialmente a los ancianos, es inconcebible.
“Instamos a su liberación inmediata”, dijo Nichols.