El diario El Nuevo Herald de Miami considera en un editorial que es de suma importancia que durante su visita a Cuba los próximos 21 y 22 de marzo el presidente Barack Obama se reúna con los disidentes que escoja, “porque si el presidente Obama no pudiera reunirse con los disidentes con que desee, entonces no debería ir a la isla”.
“Si no se reúne con las personas que elija, corre el riesgo de adoptar una postura de debilidad en su diálogo con el régimen cubano”, continúa diciendo el editorial.
“Obama es un jefe de Estado y no debe permitir que el gobierno cubano restrinja sus movimientos o determine con quién se reúne”, dice el Herald, y recuerda que, en septiembre de 1960, Fidel Castro asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y durante su visita se reunió, sin que el gobierno norteamericano lo impidiera, con el dirigente afroamericano Malcolm X, que en esa época dirigía un movimiento de liberación de las personas de raza negra.
El editorial parece motivado por la versión que publicó el diario Los Angeles Times sobre la suspensión de una visita a Cuba que había anunciado para esta semana o la próxima el secretario de Estado John Kerry.
Según el cotidiano angelino, el viaje anunciado para este mes por Kerry durante una audiencia en el Senado, y que se centraría en conversaciones sobre derechos humanos, se canceló debido a forcejeos con La Habana en torno a con cuáles disidentes podría reunirse el mandatario estadounidense durante su estancia en la isla.
El portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, dijo el viernes que Kerry se disculpó con su similar cubano, Bruno Rodríguez, por no haber podido viajar debido a problemas con el calendario, incluida la presión que significarían para la embajada de EE.UU. en Cuba dos visitas consecutivas de alto nivel, pero aseguró que el secretario sí formará parte de la comitiva del Presidente.
Por su parte el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo acerca de la anunciada reunión con opositores de Obama que "esa es una decisión que tomaremos nosotros nada más, sin ningún tipo de negociación con los cubanos (…) La lista de invitados para esa reunión será determinada únicamente por la Casa Blanca", afirmó Earnest.
"No hay controversia alguna sobre el tema. El presidente se reunirá con quien elija hacerlo", enfatizó.
En la conferencia de prensa que siguió al anuncio oficial de la visita de Obama, el 18 de febrero, su asesor adjunto de seguridad nacional, y negociador secreto del deshielo con Cuba, Ben Rhodes, aseguró: "Nosotros determinamos con quiénes nos reunimos en los diferentes países (...) Y ciertamente les hemos indicado a los cubanos que esto es algo que el presidente va a hacer en este viaje, como lo hace en otros".
Kerry, el funcionario estadounidense de más alto nivel en visitar Cuba en más de medio siglo, para la reapertura de la embajada de Estados Unidos el 14 de agosto del 2015, se reunió con disidentes en la residencia del Encargado de Negocios Jeffrey DeLaurentis. Estos fueron sin embargo excluidos de la ceremonia de izado de la bandera en la antigua Sección de Intereses, ubicada frente al Malecón habanero.
El LA Times señala que entre los disidentes cubanos hay diversidad de criterios y posiciones y que, mientras algunos son profundamente anticastristas, se oponen al acercamiento de Obama y podrían rechazar una invitación, otros más conocidos fuera de la isla son despreciados por el gobierno cubano.
En un comunicado tras el anuncio del viaje presidencial, el congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart llamó a Obama a por lo menos reunirse durante su estancia en Cuba con activistas como Berta Soler y las Damas de Blanco, Jorge Luis García Pérez 'Antúnez' y su esposa Yris Tamara Pérez Aguilera, Danilo Maldonado 'El Sexto', y Antonio González Rodiles, quienes, afimaba, “son los que arriesgan sus vidas en la lucha por la libertad y los que más han sufrido como consecuencia de su política de apaciguamiento”.
La mayoría de los mencionados suelen desafíar con protestas públicas pacíficas la norma no escrita de que “la calle es de los revolucionarios”, implantada por el gobierno a punta de detenciones, golpizas y acoso de turbas..