El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) condenó hoy "los ataques de odio y la campaña de odio y difamación" del Gobierno de Nicaragua contra la Iglesia Católica, expresados por el presidente, Daniel Ortega, ayer durante la celebración del 39 aniversario de la revolución sandinista.
Ortega acusó este jueves de "golpistas" a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y de ser cómplices, junto con fuerzas internas y fuerzas externas, de intentar derrocarlo del poder, afirmación que rechaza y condena el Cenidh.
Según la organización de defensa de los derechos humanos, el "discurso agresivo" del mandatario nicaragüense "es parte de la campaña de "odio y mentiras que preceden sus acciones", con las cuales "pretende desmantelar el diálogo nacional", que busca una solución a la crisis sociopolítica que vive el país desde el pasado 18 de abril.
"Paciente, tolerante y eficazmente conducido por los obispos de la Conferencia Episcopal, que a costa de la incomprensión que puede generar la impaciencia a costa de más muertes, torturas, desapariciones y cárceles, han reiterado su decisión de no cerrar la pequeña oportunidad que representa el diálogo, asumiendo los riesgos que para ellos implica", señaló la organización.
El Cenidh considera "irresponsable y peligroso" el discurso de Ortega, ya que "constituye un atentado que pone en riesgo la vida de los obispos, sacerdotes y feligresía en general" y que "incita al odio irracional de sus seguidores" contra la Iglesia.
La organización reiteró su "respaldo" a la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y a todos los religiosos, frente a "los infames e infundados ataques de un gobierno que "desconoce sus deberes y responsabilidades".
Durante un discurso ante miles de sandinistas en una plaza de Managua, el mandatario denunció que muchos templos fueron ocupados como cuarteles para guardar municiones y salir a atacar y asesinar, en el marco de la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde el pasado 18 de abril.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente. Las protestas se iniciaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas a la seguridad social, y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
(Con información de la agencia EFE)